Saúl y el Atleti, un bucle con fin
El ilicitano, de 30 años, regresa tras su cesión al Sevilla y encara su último año de contrato. El club no cuenta con él y le busca otra salida, la última: préstamo o rescisión.
Un verano más, Saúl aparece como una patata caliente para el Atlético. El centrocampista (30 años) concluyó su cesión en el Sevilla, donde hace un año parecía que debía estar su futuro a más largo plazo, vuelve al Metropolitano y aún le queda un año de contrato. Así que a la dirección de Fútbol le toca faena. Saúl no vestirá de nuevo de rojiblanco y todo pasa por una nueva cesión, la tercera y última, o un acuerdo para una rescisión. Otra de las operaciones laboriosas del verano.
Lo que el 13 de julio de 2024 parecía un adiós ha terminado siendo un hasta luego. Porque Saúl no se queda en el Sevilla, la llave para desbloquear su salida definitiva del Atlético. Al club hispalense, con nueva dirección deportiva y nuevo entrenador, el canterano rojiblanco no le entra en los planes. En lo futbolístico se quedó corto durante la cesión y en lo económico tampoco tiene fácil encaje. Para este préstamo de la 24-25, el Sevilla pagó un millón de su salario y el Atleti, los otros seis.
Chelsea, Valencia, Arabia...
Así que ahora el club rojiblanco se siente en El día de la marmota. Porque es ya el quinto verano en el que está sobre la mesa la posible salida de Saúl. La renovación que se le hizo al canterano en 2017 y que le blindaba hasta 2026 con una ficha altísima acabó volviéndose en contra de los intereses rojiblancos. En 2021, tras haber perdido la vitola de titularísimo y algunas tiranteces porque el jugador no quería jugar como lateral izquierdo, Saúl se marchó cedido al Chelsea en los últimos instantes de la ventana de mercado. No le fue bien en Londres, no se ejecutó la opción de compra y regresó. En los siguientes veranos (2022 y 2023, tentado por Arabia) e incluso algún invierno (en enero de 2023 quiso su cesión el Valencia) también tuvo opciones para salir, pero en algunos casos lo descartó el jugador y en otros, sus altas pretensiones económicas impidieron cualquier acuerdo.
La 23-24 fue de altibajos. En los primeros meses Saúl llegó a ser el máximo asistente de la Liga, pero volvió a perder fuelle hasta llegar a ese “momento de mierda” en el que, tras el Atleti-Inter de Champions, reconoció sentirse el jugador. Mes a mes, se incrementaba el aroma a despedida del Atlético. Desde el club le comunicaron que no contaban con él e incluso se trató una posible rescisión de contrato, pero la única vía que llegó a buen puerto fue la cesión al Sevilla, pensada en que fuera ya sin retorno. La realidad es que, tras 26 partidos, 1.690 minutos, un gol y seis asistencias, el club del Pizjuán decidió decir adiós al futbolista.
De 90 millones... a 3
El Atlético, como hace un año, tiene claro que Saúl, pese a sus 427 partidos desde que debutó en 2012, no forma ya parte del proyecto deportivo y busca una solución. Pero no será sencillo. El ilicitano tiene un valor de mercado de tres millones, lejísimos de los 90 en los que estaba cotizado en 2018 y 2019, según estimaciones de Transfermarkt. En aquella etapa, por Saúl preguntaban gigantes como el Bayern, el Barça y el Manchester United. Para este mercado, el Atlético asume que tendrá que incentivar a cualquier pretendiente y hacerse cargo de gran parte de la ficha. Eso o que Saúl acepte una rescisión. Una operación complicada para el Atlético y para el jugador y que vive su enésimo (y último) capítulo.
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