Ter Stegen, un capitán sentenciado
El portero alemán y el Barcelona viven sus horas más oscuras. El club le retirará la capitanía a raiz del conflicto abierto por su actitud.


Marc-André Ter Stegen y el Barcelona han llegado a un callejón sin salida que tiene las peores perspectivas desde que el portero alemán anunció desde sus redes sociales que iba a operarse de la espalda y además adelantaba por su cuenta y riesgo un periodo de baja de tres meses. Un anuncio que no sentó nada bien de puertas adentro. Por un lado, desde la dirección deportiva se entiende que el jugador anunció esos tres meses sin ninguna base médica para evitar hablar de cuatro meses, que es el tiempo mínimo de baja a partir del cual LaLiga puede conceder la baja continuada y utilizar el 80 por ciento de la ficha del lesionado para cubrir su puesto. En este caso Ter Stegen operándose frustra una posible salida en el mercado de verano y por otra boicotea la inscripción de Joan García, fichado del Espanyol para ocupar su puesto y que es el portero favorito de Flick.
Este episodio ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la dirección deportiva para con el jugador, al que se le retirará el brazalete de capitán, puesto que en estas circunstancias no se le considera el interlocutor más idóneo de la plantilla ante Deco como director deportivo, Laporta como máximo responsable del club y Flick como entrenador.
El episodio de la operación, que mantendrá a Ter Stegen en el club blaugrana por lo menos hasta el próximo mes de enero, es el último de una serie de gestos que han molestado mucho al club a todos los niveles. Desde los despachos hasta el vestuario.
En el vestuario se vio con extrañeza que el curso pasado estando en la fase final de su recuperación, el portero alemán reclamara de manera sistemática en diversas entrevistas en su país su deseo de regresar a la titularidad en la fase clave de la temporada. Un deseo fundamentado básicamente en su afán de jugar la Nations League con Alemania. Esa actitud se tomó desde dentro como una presión innecesaria sobre Szczesny.
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Tampoco sentó nada bien que el día de la celebración del título de Liga en casa después de jugar ante el Villarreal, Ter Stegen, enfadado por no haber jugado el partido no quisiera dirigirse a los aficionados que estaban en la grada como capitán. Puso por delante su enfado por no jugar a su deber institucional. Y ese día, el Barcelona ya supo que el capitán estaba sentenciado.
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