Una final de finales
Desde Joan García a Puado pueden realizar su último acto de servicio en un Espanyol que seguirá en Primera si gana a Las Palmas de Diego Martínez en un RCDE Stadium a rebosar.
Tamudo y Lopo ante el Murcia, al borde del precipicio, en 2004. Ferran Corominas, haciendo estallar los pulsómetros, en 2006 contra la Real Sociedad. Y Puado, con un doblete, hace un año en la promoción de ascenso ante el Oviedo. Incluso la fervorosa clasificación para Europa de 2019. Vuelve a alcanzar el Espanyol al límite el último partido de la temporada, esta vez tras enlodarse innecesariamente en las cinco anteriores jornadas. Y nuevamente se lo juega todo a una carta. Llegó el día de otra final, en la que el equipo, el club, define su destino (sigue el partido de hoy en directo en iccwin247.com).
Las cuentas están claras. Tras desaparecer de la ecuación Alavés, Getafe, Girona, Sevilla o Valencia, todo está entre el Leganés y el propio Espanyol, con 37 y 39 puntos, respectivamente. Así que los pericos estarán salvados si ganan a Las Palmas, y esa es la única matemática sobre la que se apoyan. En caso de no conseguir la victoria, necesitarían que tampoco la lograran ante el Real Valladolid los pepineros, que tienen el coeficiente goleador particular a su favor.
Se trata, efectivamente, de una final de finales. Obviamente, es el final para un rival que ya se despidió la semana pasada de la categoría, y en el que no seguirá media plantilla, desde el cedido Fábio Silva al jugador franquicia Moleiro, ambos ausentes en este encuentro, igual que Sandro; tampoco continuará Diego Martínez, quien regresa a la que fue su casa hace dos temporadas. Y, por supuesto, una final con muchos finales para el Espanyol. Por lo que pone en liza ante una afición entregada que puede abarrotar el RCDE Stadium y también porque peligra el futuro de más de una docena de futbolistas, entre quienes acaban contrato, préstamos o que apuntan a ventas.
Puede ser el último acto de servicio de Joan García, de Puado (que repetiría como héroe), de Roberto, Carlos Romero, Omar… No lo será, eso seguro, de Kumbulla ni Cheddira, las únicas bajas de un equipo en que están actuando hasta lesionados miembros indispensables como Pol Lozano o Urko.
Aunque, para dolencia, la hipertensión con la que acabará Manolo González tras su año y medio repleto de bombas que desactivar al frente del Espanyol. Que será uno más automáticamente si se salva. Y se sumarán a la historia de los 125 que cumplirá el club en octubre, a poder ser, en Primera División. Su casa. Con 88 temporadas. 2.853 partidos jugados. Y 1.007 victorias. Si logran la 1.008, llegarán muchas más. Palmas o lágrimas (o ambas): escojan, pericos.
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