El Espanyol, en la zona Melamed
Con su reaparición muy cerca, se adentra el equipo perico en las jornadas que le dieron el último ascenso: un gol del canterano desencadenó una racha de 23 puntos sobre 27 hasta subir.
Fue uno de los goles menos celebrados de la historia –hasta ese momento– y, sin imaginarlo entonces ni por asomo, uno de los más importantes para definir el destino de un club. El punto de inflexión. El clic que necesitaba el equipo. Aquella diana de Nico Melamed en Anduva, en el minuto 95 del Mirandés-Espanyol (2-2) de 2021, desencadenó una reacción que no se detuvo hasta que el ascenso perico fue matemático. Se adentra en estos precisos instantes el conjunto blanquiazul en la zona Melamed.
Eso es posible gracias a dos factores. El primero, y fundamental, porque el canterano está más cerca que nunca de reaparecer, después de haber jugado por última vez el pasado 28 de octubre, en el 2-0 del Sporting de Gijón en El Molinón en la decimotercera jornada, cuando Luis Miguel Ramis ni siquiera había firmado por el Espanyol. Operado justo un mes después de su luxación recidivante en el hombro izquierdo, desde la pasada semana se ejercita con el grupo y parece cuestión de entre una y tres semanas más que pueda irrumpir en una convocatoria.
Pero, más allá de un talento indiscutible para decantar partidos, algo que este Espanyol necesita como el comer, está el espíritu de lo que con su gol se consiguió hace tres años en Anduva y más allá. Aquello fue en virtud a un empate que entonces se consideraba a todas luces insuficiente, en la jornada 29: la misma en que esta vez la escuadra perica igualaba en casa ante el Huesca (0-0).
En 2021, el 2-2 contra el Mirandés situó a los de Vicente Moreno en tercera posición, a un punto del Almería, segundo, y a cinco del Mallorca, líder. Ahora, sobre el papel, está mejor: a uno del Eibar y a dos del Leganés. Claro que entonces el séptimo, es decir, el primero que quedaba fuera de la promoción, se encontraba ya a 12 puntos de distancia. Ahora está situado a sólo tres.
Lo importante fue lo que vino inmediatamente después: una racha implacable. Acercarse a algo así, en una Liga tan igualada, volvería a significar un ascenso seguro. Porque llegaron cinco triunfos consecutivos y en total nueve jornadas seguidas sin perder, 23 puntos sumados sobre 27 posibles, que culminaron con un 0-0 en La Romareda, frente al Real Zaragoza, que comportó el anhelado retorno matemático a Primera. Y aún quedaban otros cuatro partidos por disputarse.
Ahora quedan más de una docena, y como entonces los candidatos al ascenso se irán perfilando desde ya, en las próximas jornadas, en las que el Espanyol enlazará dos salidas a Alcorcón y precisamente a Zaragoza, antes de recibir al Tenerife y cerrar el mes de marzo en Albacete, donde todo empezó. En alguno de esos encuentros es esperable que retorne Melamed. Su zona de influencia ya ha comenzado.
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