El Tenerife vive la peor crisis de su historia
Nunca antes había ganado solo tres partidos a estas alturas de Liga. Una caída libre tanto en lo deportivo como en lo institucional que va camino a Primera RFEF.

En 101 años de historia, el Tenerife jamás había vivido un presente como el actual. Una crisis sin precedentes -deportiva e institucional-, que tiene al equipo hundido en la zona roja desde hace meses y que está siendo incapaz de revertir la situación. Ni lo cambios en el banquillo ni el el Consejo de Administración han servido de revulsivo. Pese a ello, aún hay esperanza, aunque haya 12 puntos de distancia con la salvación.
Precedente. La última vez que la entidad sufrió una situación similar fue en la temporada 2010/2011 cuando el equipo acabó bajando a Segunda B. En aquel entonces, empero, los números eran mejores ya que a estas alturas de campaña se sumaba 24 puntos -nueve más que actualmente-. Al igual que ahora, la temporada empezó muy mal y hasta cinco técnicos pasaron por el banquillo para tratar de enderezar el rumbo (en esta ya van por el tercero).
Campaña. Disputadas 24 jornadas -aunque los blanquiazules tienen un partido pendiente que lo jugarán este miércoles-, los números son aterradores: solo tres victorias (Cartagena, Mirandés y Castellón), seis empates y ¡14 derrotas! Así, no es de extrañar que desde la segunda jornada el equipo esté en descenso y haya sido incapaz de asomar la cabeza. Además, aún no ha conseguido vencer lejos del Heliodoro. Otra cuenta pendiente.
Planificación. José Miguel Garrido, -máximo accionista el pasado verano-, tomó las riendas de la elección del nuevo entrenador, tras la no renovación de Asier Garitano. Optó por Óscar Cano, a quien conocía de su paso por el Castellón, pese a la dudas que había en la comisión deportiva integrada por Mauro Pérez y Juan Guerrero. A la quinta jornada fue destituido. Pepe Mel fue quien le reemplazó, pero duró 14 partidos ya que no solo no mejoró la situación, sino que la empeoró. El 2025 empezó con el regreso de Álvaro Cervera.
Plantilla. Con respecto a la campaña 2023/24, el club se reforzó con diez caras nuevas (más Badía hace unas semaniccwin247.como agente libre), pero solo tres se han asentado en el once: el propio portero, Diarra y Cantero. Futbolisticcwin247.como Juande, Guerrero, Gayá, Alves o Yanis Senhadji no han convencido a ninguno de los entrenadores. La base del equipo es la del campeonato anterior, que sufrió las importantes bajas de Juan Soriano, Roberto López, Corredera o Löic Williams.
Mercado. Hasta la fecha y a una semana del cierre del mercado de invierno, el Tenerife solo ha incorporado a Fabio, procedente de Las Palmas, y se ha desvinculado de Tomeu Nadal (al Burgos) y Álvaro Romero (al Zamora). Cervera desea tener al menos dos refuerzos antes de que termine el plazo para afrontar el tramo final con alguna garantía. Se considera al capitán Aitor Sanz -de baja desde junio-, como refuerzo invernal y se espera que Amo -lesionado de la rodilla en pretemporada-, pronto pueda reaparecer.
Institución. Otro de los grandes problemas ha estado en los despachos. José Miguel Garrido ha mandado a su antojo hasta que en la Junta de accionistas de diciembre apareció el empresario tinerfeño Rayco García quien con una jugada jurídica muy bien elaborada se ha hecho con el peso accionarial y le ha quitado poder a Garrido, Santiago Pozas y Juan Guerrero (sus dos hombres de confianza en la Isla). Además, ha nombrado a tres consejeros nuevos y su intención es asumir la presidencia desde el mes de marzo.
Economía. Las arcas del club, en buen estado en la gestión de Miguel Concepción, el presidente anterior, han empeorado y se estima que la deuda ha aumentado en unos seis millones solo en la presente temporada. Eso está impidiendo que el club tenga margen de maniobra para poder hacer incorporaciones y trabajar con cierta libertad.
Opinión. Ezequiel Luna fue parte del Tenerife que en 2011 descendió a Segunda B y a la distancia observa similitudes. “Es complicado porque a medida que van pasando los partidos y las fechas y uno no va consiguiendo los resultados que es sumar de a tres y no consigues ser fuerte en casa todo se hace más difícil”, contó al Diario As. Añadió que cuando se entra en una mala dinámica “se empieza a perder confianza y cuando un jugador no tiene confianza eso se transmite y se empieza a debilitar el equipo y los rivales saben el momento en el que estás”.
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