Larrubia recupera la magia
Dos partidos a un nivel superior del ‘10’, el factor diferencial de un Málaga que adquiere otra dimensión cuando el fútbol del canterano discurre.
El Málaga ha encontrado la mejor versión de David Larrubia en el momento preciso. Deslumbrante ante el Granada, un catálogo excepcional de recursos técnicos, y varias reacciones de La Rosaleda, con ese sonido característico, de que algo extraordinario está ocurriendo. Dejó varios controles hipnóticos, aprovechando ese momento mainstream de Lamine Yamal, de ese perfil. Y de arrancar con la pelota cosida, carrera elegante y una toma de decisiones donde su tasa de error va reduciéndose. De esos jugadores donde el estado de ánimo tiene gran peso, fogonazos de un pedigrí superior, y el equipo blanquiazul crece. Mucho. De las grandes noticias de un final de temporada pacífico, con esa salvación virtualmente en el bolsillo. Difícil visualizarlo hace diez días.
Hay parte de culpa en Pellicer, que ha dado con la tecla, soluciones en un principio antipopulares como esa línea de cinco, dando de comer a esas etiquetas de defensivo que rodean al técnico, muy reforzado tras el 7 de 9. Un esquema para equilibrar y de paso proporcionar más libertad a los Larrubia, Lobete o hasta Antoñito Cordero, atribuciones útiles del jerezano como carrilero. No es casualidad el estado homogéneo de confianza en varios jugadores que han dado ese paso al frente. En ese engranaje, ha emergido esa versión mago de Larrubia, con algún momento valle en una temporada que la arrancó como un disparo, con goles en pretemporada. Suma 5 tantos y 1 asistencia en 33 partidos este curso, ese debe ser el siguiente paso.
Dentro de la filosofía de Loren Juarros y su proyecto, Larrubia ejemplifica ese modelo, hermano mayor de esos jugadores que están en una fase de cocción inferior, como los Izan Merino, Ochoa, Chupete o ahora Rafa Rodríguez. Su jerarquía va en un aumento, con ese ‘10’ a la espalda que no pesa, un dorsal que dice y cuenta en el fútbol, también sirve para sintetizar qué es Larrubia ahora mismo en este Málaga. Asentado en la Segunda División, ídolo de ese nuevo malaguismo que ha brotado en los niños, y con una Rosaleda que la tiene en la mano. “Vellos de punta. Que te coreen en tu ciudad por el trabajo que hay detrás. Es un orgullo. Quería disfrutarlo más, pero me han empujado para salir más rápido”, decía el canterano tras ser ovacionado ante el Castellón, una versión que mejoró en el derbi.
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Mago y también un icono, por qué no. Ahora le toca al Málaga saber gestionar esa ola y calcular los tiempos ante un jugador ahora mismo es estructural. Tiene contrato hasta 2027 y una cláusula de rescisión que alcanza los ocho millones de euros. Blindado por el momento, sin los riesgos que sí generó Roberto, dominando Primera con el Espanyol, una salida dolorosa; o ahora con Antoñito Cordero, que se marchará a Inglaterra por la puerta de atrás.
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