Miguel Linares: “Ojalá asciendan el Oviedo y el Elche”
El exdelantero subió con ambos equipos y guarda un gran recuerdo de su paso por el Tartiere y el Martínez Valero. El partido de esta noche es especial para él.


Miguel Linares (Zaragoza, 1982) lleva tres años retirado. En Oviedo y Elche recuerdan con nostalgia sus goles. También su compromiso. La actitud de Linares enamoró por donde pasó. Sus últimos goles llegaron en Zaragoza, su club de niño. Sueño cumplido y mente abierta para asumir con naturalidad el adiós al fútbol. Ahora, mata el gusanillo comentando partidos del Zaragoza y viendo a su hijo en partidos y entrenamientos. Esta noche estará pegado a la tele para ver el Oviedo-Elche, dos de los clubes en los que fue “feliz”, asegura a AS. Linares no para de contar a sus tres hijos que ascendió con el Elche a Primera y con el Real Oviedo a Segunda.
¿Qué hace ahora Miguel Linares?
Trabajo en una asesoría energética, con todo el tema de placas solares y demás. El gusanillo del fútbol lo mato viendo a mi hijo y colaborando en medios, comentando el Real Zaragoza.
¿Qué le dice este Oviedo-Elche?
Es un partido especial porque le tengo mucho cariño a los dos clubes. En el Elche, no tuve suerte y me tocó vivir la otra cara del fútbol, la de las lesiones. Pero me fui con buenas sensaciones porque ascendimos a Primera y me llevé una hija ilicitana. A pesar de todo, recibí el cariño de la gente. Fue una lástima porque no pude demostrar todo lo que tenía. Y en el Oviedo, toda esa felicidad se multiplicó porque deportivamente me fue muy bien.
Recordemos el calvario de Elche...
En una jugada desgraciada, ante el Barça B, fui a por un balón y me lesioné con Montoya. Me destrocé la rodilla. Encima, me expulsó el árbitro cuando estaba en la camilla al considerar que había entrado yo fuerte en esa jugada. Me dio rabia porque si hubiese entrado fuerte no me habría lesionado. Tardé seis meses y medio en volver.
¿Y cómo regresa?
Muy bien. Justo el día que vuelvo, le marco al Almería. Cuando estaba otra vez cogiendo el ritmo, en otra jugada, en un partido contra el Numancia, me vuelvo a lesionar. Otra vez el cruzado de la misma pierna. Fue un tormento y ahí dudé si podría volver a jugar al fútbol.
Y vuelve...
Sí, con el Elche de los récords de Escribá. Era muy difícil entrar en ese equipo porque iba como un tiro. Pude marcar en el último partido, cuando ya éramos campeones, al Guadalajara. Esa fue la única vez que lloré en un campo. De camino al banquillo, tenía una camiseta que ponía: ‘Gracias’. Me la dio Manu Herrera y me derrumbé porque me vino el recuerdo de todos esos meses lesionado.

A usted le recluta Bordalás para el Elche...
Así es. Me conocía del Alcoyano. Firmé por el Salamanca e hice una buena temporada. Me llamó el míster y me dijo que iban a intentar ficharme. El Elche hizo un esfuerzo importante (pagó más de 300.000 euros por su libertad). Me da rabia cuando critican tanto a Bordalás porque fue el entrenador que más encajó en mi forma de jugar. A Bordalás le odias o le amas y yo le quiero mucho. Creo que le critican por impotencia.
Antes hablaba de ese ascenso a Primera. ¿Ve a este Elche parecido?
Aquello fue irrepetible. Desde la primera a la última jornada fuimos primeros. Este Elche es distinto. Le costó arrancar y hubo críticas a Sarabia, pero ahora su equipo interpreta a la máxima expresión su forma de ver el fútbol.
¿Y a usted le gusta esta forma de jugar?
Claro, aunque no eran mis características. Siempre pongo el mismo ejemplo. En el Recre, con Sergi Barjuán, disfruté como nunca. Parecíamos una banda, pero cuando nos poníamos a tocarla no nos la quitaban ni con la mano. Por eso, también se puede disfrutar de este fútbol.
¿Y cómo ve al Oviedo?
Ha cedido en su estadio alguna derrota inesperada. Tiene buena plantilla. Firmo que asciendan el Oviedo y el Elche. Y también que se salve mi Zaragoza, que este año nos va a tocar sufrir.

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Pronuncia Oviedo y se emociona...
Es que fui muy feliz. Mi historia en el Oviedo empezó dos años antes de fichar. En el Elche, recuerdo que un día entró al vestuario Pelayo Novo, que en paz descanse, y nos comentó que el club estaba en una situación delicada. Nos ofreció ser accionistas y yo compré acciones. A los dos años, firmé por el Oviedo. Desde ahí, desde ese ofrecimiento de Pelayo, que era más del Oviedo que el escudo, empezó a ser especial para mí ese club.
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