Sudáfrica
8
Irlanda
13
Finalizado
RUGBY | MUNDIAL

La madurez de Irlanda

El Trébol tumba a los vigentes campeones en el gran duelo del Mundial hasta la fecha y encarrila la primera plaza del grupo, que le evitará a Francia.

La madurez de Irlanda
FRANCK FIFE | AFP
Jorge Noguera
Nació en Madrid en 1995. Doble grado en Periodismo y Audiovisuales por la Rey Juan Carlos. Un privilegiado, hace lo que siempre quiso hacer. Entró en AS en 2017 y se quedó. Salvo un paréntesis en Actualidad, siempre en Más Deporte. Allí ha escrito sobre todo de rugby, golf y tenis. Ha cubierto el British Open, la Copa Davis o el Mutua Madrid Open.
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Aparte de que sea un concepto manido, decir que el duelo de este sábado entre Sudáfrica e Irlanda fue un choque de trenes se quedaría muy corto. Habría que irse al campo de la sísmica, a un encuentro de placas tectónicas, para definir con precisión lo que ocurrió en Saint Denis. Los dos grandes candidatos a alzar el próximo 28 de octubre la Copa Webb Ellis, con permiso de Nueva Zelanda y Francia, y los dos primeros del ranking se cruzaron por primera vez en la historia de este torneo, con el liderato del grupo B del Mundial(o la diferencia entre evitar o no la anfitriona en cuartos de final) en juego, y se llevaron el gato al agua los irlandeses (8-13).

Solía decirse de Irlanda que no es equipo para las grandes noches, un aforismo que refrenda su historial mundialista, en blanco más allá de cuartos de final, pero que desmiente su curriculum reciente. Ese incluye, entre otras muchas cosas, una serie al mejor de tres ganada el pasado verano en Nueva Zelanda y un triunfo incontestable en marzo ante Inglaterra en la última jornada del Seis Naciones, con el título y el Grand Slam en juego. Lo de este sábado, solo la novena victoria en 28 enfrentamientos desde 1906 entre enemigos íntimos (buena parte de los sudafricanos han jugado en Irlanda y sus timoneles, Rassie Erasmus y Jacques Nienaber, entrenado en Munster), entrará en ese capítulo. Esta Irlanda no es la del siglo XX. Esta Irlanda ha madurado.

El partido se lo puso en bandeja su tercera línea, un primor. O’Mahony, veterano de mil batallas; Van der Flier, nombrado mejor jugador del mundo el año pasado, y cerrando Doris, que ha conseguido mejorar a Heaslip, tarea complicada. Entre los tres refutaron la condición de equipo incontestable en los puntos de encuentro de Sudáfrica, que acabó con once golpes de castigo en contra y ocho pérdidas en campo propio. Muchas veces incorrectamente estereotipado como rugby industrial, porque los registros Springbok son más amplios que eso, lo cierto es que los africanos esta vez fiaron todo al eje. Fueron a por el muro a martillazos, y solo cuando comprobaron la imposibilidad de derribarlo así, que fue demasiado tarde, intentaron encontrarle las grietas por los costados, infrautilizada la velocidad de Arendse y Kolbe en ofensivas paquidérmicas.

. Un comienzo poderoso de Georgia, en la que destacó el siempre escurridizo zaguero Niniashvili, que asistió para el posado de Tabutsadze, se tradujo en un 13-0 con dos golpes pasados por Abzhandadze. Pero reaccionó Portugal a través de Storti, siempre letal desde el ala.

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Suyos fueron los dos posados que pusieron por delante a los Lobos, que acabaron muriendo en la orilla por una marca de Zamtaradze cuya conversión no pudo pasar Matkava, dejando el pleito en un empate (18-18) con implicaciones para España. Porque ambos conjuntos se quedan con dos puntos en dos partidos y tienen que conseguir alguna victoria inesperada ante alguno de los integrantes más potentes del grupo, Gales, Fiyi y Australia, para ser terceros. De no conseguir la plaza ninguno, se complicaría el próximo clasificatorio mundialista para España, pues Georgia se clasificó directamente en la edición de 2019 y liberó la plaza que ganó España, después sancionada por el ‘caso Van den Bergh’.

Siguió un Inglaterra-Chile que duró 20 minutos (71-0). Los que tardó Henry Arundell en anotar el primero de sus cinco ensayos, a los que acompañaron dobletes de Dan y Marcus Smith y otros dos de Rodd y Willis. Un par llegaron con Chile en inferioridad por una amarilla a Dittus, lo que no empaña el festival de una Inglaterra que sumó su tercera victoria, la más ociosa de todas, y lidera cómoda el grupo D, algo difícil de prever tras su desastrosa aproximación a este Mundial.

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