La resurrección de Gales no evita la Triple Corona irlandesa

El rugby, como la vida, es para los valientes. Lo entendió al fin Gales, que este sábado se despojó en el Millenium de Cardiff de la oscuridad de la última etapa de Warren Gatland, la de las 14 derrotas consecutivas, y abrazó un nuevo comienzo de la mano del inglés Matt Sherratt. Su carta de presentación fue un equipo aguerrido e intrépido, que por momentos puso contra las cuerdas a Irlanda aunque no pudo evitar la Triple Corona del Trébol (18-27), que sigue invicto en su camino a un tercer título consecutivo.

Está por ver si los brotes verdes florecen a largo plazo, pero podría echar de menos este equipo en unos meses la figura de Sherratt, que ya ha dicho que solo ocupará el rol de forma interina y su deseo es volver a hacerse cargo de Cardiff Blues tras esta pequeña excedencia. Planteó el partido desde un punto de vista inteligente, apelando a la épica de Cardiff y pasando por encima de las bravuconadas de la prensa irlandesa, que fantaseaba con una posible victoria incluso en inferioridad numérica.

El oval habló y les puso en su sitio, porque los Dragones disfrutarían de un hombre más entre el tramo final de la primera parte y el inicial de la segunda, un pasaje que le pudo costar el partido a los hombres de Simon Easterby, precisamente uno de los que suena para relevar a Sherratt. Un cabezazo de Ringrose, que acudió pasado de vueltas a una presión, fue considerado roja por el búnker y provocó la crecida galesa, que con ensayos de Jac Morgan en una ofensiva del pack local convertida en epopeya por la feroz resistencia visitante y otro de Rogers enjugaron el posado inicial de Jack Conan.

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