Cortés silencia el Palau

Talento y clase pueden ser interpretados desde el lado más romántico como un sinónimo de magia. Y en el segundo partido de la final de la Liga entre Barça y Jimbee Cartagena hubo a raudales. Empezando por esa pierna izquierda del brasileño Matheus que estampó el esférico en la red de Chemi a los quince segundos del comienzo. Y siguiendo con el ‘killer’ Pablo Ramírez. El pívot del equipo visitante hizo dos deliciosas acciones en 1:26 que enmudecieron el Palau. Un control con giro y disparo y una ‘croqueta’ monumental para pisar el balón como el que acaricia un instrumento para voltear el electrónico. Las cinco faltas de Cartagena hicieron que la defensa tuviera que flotar en algún ataque estático y ahí Pito sacó la chistera para llevar el partido empatado al descanso. Doble amago, regate de clase y ejecución con un latigazo seco pegado a la base del poste.

Iban veinte minutos, faltaban otros tantos. Y ahí la magia dejó paso a dos defensas rocosas cerradas con dos guardametas excepcionales: Dídac por los azulgranas, Chemi bajo los palos rojos. Intervenciones para todos los gustos: con ambos pies, con los brazos... incluso con la cara. Los minutos pasaban, la emoción y la tensión crecía. Ambos equipos querían marcar, pero sobre todo ninguno quería encajar el tercer gol que daría casi seguro el punto en la eliminatoria al rival. Y cuando era el momento de picar la piedra... surgió la pierna derecha de Cortés para incrustar en la misma escuadra de Dídac el 2-3 definitivo. Un gol que vale el 1-1 y cambia el favoritismo, ya que ahora habrá dos partidos en Cartagena.

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