De Ridder remonta en una guerra con Whittaker

Pelea de infarto en el estelar del UFC Abu Dabi. Reinier de Ridder se impuso por decisión dividida (48-47, 47-48 y 47-48) a Robert Whittaker en un combate que fue una auténtica guerra, en el que empezó dominando el neozelandés, pero se vio neutralizado con el paso de los asaltos. Continúa así con su racha de cuatro triunfos consecutivos en la compañía el holandés, que pidió la oportunidad de pelear por el cinturón ante el campeón Dricus du Plessis.

Whittaker salió fuerte y decidido, buscando el ataque ante el holandés, que se desplazaba por la jaula y se lanzó a por su pierna para frenarle. Supo defender bien el derribo el australiano, deshaciéndose del agarre, y volvieron a intercambiar en el centro de la jaula. Volvió a presionar Robert, con dos golpes rectos en el rostro De Ridder que le provocaron un corte en la ceja, echándose para atrás. Insistió en su cacería Whittaker, aprovechándose de su veteranía, machacando al holandés en el striking y defendiendo muy bien los derribos. Un croché de izquierda a la contra entro limpio en el rostro de De Ridder, ya ensangrentado. En el segundo asalto, el holandés metió una marcha más y aumentó su volumen de golpes, pero en los cruces seguía saliendo ganador Robert, que supo neutralizar la desventaja de la diferencia de altura. De Ridder se metió en la pelea, haciéndole retroceder. Impactó varios rodillazos que hicieron sangrar al australiano y consiguió llevarle al suelo. Cerró la guardia en la lona Whittaker, encajando las mano.

De Ridder conectó dos directos de derecha que sintió el australiano, haciéndole retroceder nuevamente. Mientras iba hacia atrás, le respondió a la contra con una bolea que le sentó de culo. Presionó con una serie de golpes en el suelo, pero el cansancio hizo mella en ambos y volvieron arriba, al centro del octágono. Volvieron a la lona, quedando el holandés encima, pero manteniendo una buena guardia el excampeón. En el cuarto round, De Ridder volvió a salir con todo, presionándole contra la reja con rodillazos, mientras Whittaker soltaba algunas manos sueltas. Salió Robert, revirtiéndole y cogiéndole la espalda, para volver a llevar la pelea al centro de la jaula. El cansancio estaba muy presente en los últimos minutos del pleito. El neozelandés conectaba sus derechas y De Ridder se defendía presionándole contra la reja nuevamente, con la boca abierta y respirando con dificultad hasta que sonó la campana.

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“No quiero volver a pelear con un hombre como este, es muy duro. Casi me finaliza en el primer asalto. Dricus tiene que ser el siguiente, dadme una oportunidad por el título. Pensaba salir y someterle, pero es muy duro. Cada mano que sacaba era muy fuerte”, declaró De Ridder tras su triunfo. El excampeón pierde así su oportunidad de volver a aspirar al cinturón. “Me siento bastante herido. Ha hecho lo que decía que iba a hacer, ha sido increíble. No hay excusas”, sentenció el neozelandés.

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