El Barça inicia la reconquista de la Liga en una orgía de goles

Golpear y saber encajar. Las dos caras del éxito. La fórmula del Barça. Este martes, el conjunto catalán inició la reconquista de la Primera División del fútbol sala español en un partido alocado y que desembocó en una orgía de goles, pero que supo controlar (5-3). El equipo de Tino Pérez, muy acertado al contraataque, se valió de dos inicios vertiginosos, tanto en la primera parte como en la segunda, y de un final estoico, ante la estampida del portero-jugador visitante, para castigar primero al Cartagena, defensor del título liguero. La afición azulgrana vibró, sufrió y terminó ondeando sus banderas, porque tiene ganas de recuperar un trofeo que ha ganado siete veces y que degustó hace dos años, antes de la revolución cartagenera. El jueves, en una final al mejor de cinco partidos, lo podrá acercar un poco más. Hasta entonces, digerirá lo vivido.

En un Palau Blaugrana a rebosar, todo empezó a mil por hora. En 18 segundos, ¡18!, Dídac Plana ya había evitado el primer gol del Cartagena, en un mano a mano con Pablo Ramírez, y los locales ya habían estrenado el marcador. El pívot visitante no pudo superar al portero azulgrana, como tantas otras veces a lo largo del partido, y el contragolpe fue académico, como tantas otras veces a lo largo del partido. Tras la parada, Touré condujo por el centro, abrió a la derecha y, desde allí, Eric Martel la puso al segundo palo para el gol de Adolfo. Pim, pam, pum. Una buena muestra de lo que serían los siguientes minutos, con un Matheus Rodrigues maradoniano para anotar el segundo tanto, y el partido, un bucle cruel para los de Duda.

El Cartagena terminó la primera mitad con 10 tiros a puerta (por cinco del Barça), seis saques de esquina (por dos) y un 59% de posesión. Su primer gol, sin embargo, no llegó hasta el último minuto antes del descanso, al que Dídac llegó con ocho paradas (por cuatro de Chemi). Fue obra de Waltinho y fue una obra de arte, con una volea potentísima en una acción de saque de esquina. El tanto, sin embargo, lejos de suponer un cambio de dinámica en el partido, se quedó en anécdota. No despertó a los visitantes y enfureció a los locales.

Si en la primera mitad el Barça había marcado a los 18 segundos... en la segunda, anotó a los 11. ¡A los 11! De nuevo, para remarcar más el déjà vu, tuvo a Martel en modo Mr. Catering. Esta vez, como asistente de Pito, que remató solo en el segundo palo y desencadenó una avalancha azulgrana. Touré, en una definición por abajo después de una pisada, y Antonio Pérez, que remató a la media vuelta y con el exterior un hat-trick de asistencias de Martel, dispararon la ventaja hasta el 5-1. Una diferencia prácticamente insalvable, pero que el Cartagena luchó hasta el final. Se agarró al milagro jugando con cinco más de diez minutos y Motta, con un doblete, le metió el miedo en el cuerpo al Palau. La rebelión, sin embargo, se quedó a medias. El que empieza la reconquista es el Barça.

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