El Sant Andreu se eleva en el Pireo: ¡Campeonas de Europa!

Una oda al waterpolo, a la igualdad, a esa final que, como habían advertido en AS dos de sus protagonistas, Paula Leitón y Paula Camus, deja claro “que el waterpolo catalán y español es el mejor”, se vivió este sábado en El Pireo, Grecia, para decidir al campeón de Europa femenino de waterpolo. Un duelo repleto de campeonas olímpicas, de luchadoras de todas las edades, por parte de un Club Natació Sabadell que llevaba dos Champions seguidas y que trataba de igualar al Orizzonte Catania como el equipo con más títulos, ocho, y que dominó en el marcador con su defensa espartana en pleno puerto ateniense, a un Club Natació Sant Andreu que directamente hizo historia.

Era su segunda final a cuatro, tras la del año pasado. Y su primera final absoluta. Y la ganaron. Desde un barrio barcelonés a toda Europa, y con un decisivo gol de la jovencísima Queralt Antón, asestó el CN Sant Andreu a las vallesanas el mismo castigo que en las dos últimas finales de la Copa de la Reina, yendo de menos a más, y avanzándose por primera vez en el marcador a falta de tan solo 2.4 segundos.

Las de Javi Aznar, una plantilla joven, a priori novata, pero espectacular, lo han ganado todo esta temporada: Copa Catalunya, Supercopa de España y Copa de la Reina. Y, a falta de la Liga, ya han conseguido lo más grande: la Champions. “La nostra primera Champions”, como rezaba la camiseta que se enfundaron para la entrega de medallas.

Por si no era suficiente el suspense propio de la finalísima, unos incomprensibles problemas con el cronómetro que se produjeron coincidiendo con el esprint inicial obligaron a atrasar el encuentro durante un cuarto de hora. Con las jugadoras aguardando todo ese buen puñado de minutos dentro del agua, además. Una paupérrima imagen por parte de European Aquatics, el mismo organismo que a partir del próximo curso repartirá 125.000 euros al campeón masculino y 20.000, al femenino.

Por similares motivos, tampoco se había podido disputar con normalidad el partido por el tercer y cuarto puesto, dos horas antes, entre un Olympiacos que como anfitrión -y en el año de su centenario- se tuvo que conformar con el bronce, tras la plata del año pasado en Barcelona ante el propio CN Sabadell, y un Ferencvaros que debutaba en una final a cuatro. 18-11 fue el resultado final, con hasta siete goles de Vasiliki Plevritou y cuatro de Stefania Santa.

Ese mismo rumbo trató de llevar, una vez se logró reanudar la final, una Simone van de Kraats que venía de anotar un repóquer en las semifinales y que en tan solo cuatro minutos y medio convirtió un ‘hat-trick’ ante el CN Sant Andreu. Aprovechó la primera superioridad, luego superó con una vaselina a una Martina Terré que venía de un paradón ante Bea Ortiz y finalmente cruzó un tiro para situar un ya imponente 3-0.

Lo que hubiera hundido a la mayoría de rivales acaso espoleó al equipo barcelonés, debutante en una final de Champions pero como si llevara toda la vida. Apareció Elena Ruiz para sacar desde lejos las telarañas de la portería de Laura Aarts, y Paula Camus, en un giro imponente ante Maggie Steffens, situó el 3-2 con el que concluyó el primer cuarto.

Fue una copia a pequeña escala el segundo periodo, con un parcial de 2-0 para el Sabadell, con un remate de Rita Keszthelyi por toda la escuadra y el tiro de Bea Ortiz, asistida por Van de Kraats y centrada igual que Nona Pérez para fusilar en superioridad a Aarts. Evitó Terré que el 5-3 fuera a mayores con una intervención en los últimos instantes a disparo muy ajustado de Steffens.

De nuevo Nona Pérez yéndose hacia dentro alteró en la reanudación el guion de los dos primeros cuartos, reduciendo la ventaja vallesana a la mínima (5-4) aunque por poco tiempo. Porque volvió a irrumpir Van de Kraats para anotar su cuarta diana de la tarde y Bea Ortiz lanzó un trallazo con bote para restituir la diferencia de tres goles. Para entonces, ya había recibido Terré de Tara Prentice un golpe fortuito en la nariz que la dejó bastante noqueada.

Por fortuna para el Sant Andreu, cuando peor lo estaban pasando con todos estos contratiempos, emergió Alba Muñoz para establecer el 7-5 en un imponente giro y sacó petróleo Nona Pérez de una superioridad para, con su ‘hat-trick’, situarse de nuevo a un gol. Aunque fue Aarts la que evitó el empate sobre la bocina, con los últimos ocho minutos por disputarse.

Era la hora de la verdad, y por ello el banquillo del Sabadell celebraba con efusividad el 8-6 de Keszthelyi, un golazo inalcanzable para Terré tras varios amagos. Y por ello también era el momento de los golazos. De que al fin hicieran acto de presencia Ariadna Ruiz y una Queralt Antón que anotó tres dianas en la semifinal. Y para conseguir a 1:58 para el final la primera igualdad en el marcador.

No pudo ser más taquicárdico el cierre, con un paradón de Aarts a tiro de Antón y con un disparo de Keszthelyi que se estrelló en el palo derecho de Terré antes de que, en la última posesión, Bea Ortiz fuese excluida y tuviera el esférico el Sant Andreu en superioridad a falta de 19 segundos. Alguna jugadora lloraba ya en el banquillo, y eso que la final no había concluido.

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El tiempo muerto solicitado por Javi Aznar valió una Champions, pues en la acción definitiva Queralt Antón anotó el definitivo 8-9, la primera y única vez que las barcelonesas se situaban por delante en el marcador, cuando únicamente quedaban 2.4 segundos. Ni atacando con portera ni con toda la experiencia del mundo pudo el Sabadell revertir la situación. La sucesión se hizo realidad, y de forma simbólica, convertida por una goleadora de 17 años.

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