“He llegado a picos de 190 pulsaciones mientras arbitro”

“¡Estamos permitiendo los apoyos, no los empujones! Os lo digo a los dos. ¡Venga, chavales, a disfrutar del partido!”, son algunas de las didácticas expresiones que Javier Moreno Reina, reputado árbitro internacional de fútbol sala, usa para dirigir un encuentro cualquiera. El diálogo con los jugadores, las advertencias, también la empatía... son parte de su día a día, pero que a muchos les ha sorprendido viniendo de la boca de un árbitro, gracias a la iniciativa que la RFEF lanzó de colocar un micro a los colegiados y mostrar todos los detalles de cómo se desenvuelven en un partido. Una novedad que ha sido todo un éxito y que ha mostrado la profesionalidad en el arbitraje de colegiados como Moreno Reina, de 46 años, nacido en Dos Hermanas (Sevilla) e ingeniero de navegación aérea de profesión, que se hizo viral por sus buenas formas y su trato exquisito a los jugadores.

“No esperaba ese impacto, fue desmedido, pero si sirve para enganchar a gente a nuestro deporte”, reflexiona el colegiado en AS. Y es que aquellas imágenes durante un Cartagena-Manzanares de Primera División acumularon cientos de miles de visualizaciones y mostraron una parte del espectáculo que muchas veces no se ve. “Creo que el éxito es ver al árbitro como persona, y también como deportista, aunque su trabajo no sea brillar, sino pasar desapercibido”, apunta.

Porque esa es una de las claves, que los árbitros se sienten casi más deportistas que jueces. “Muchos venimos de ser jugadores. Y la exigencia es mucha. Necesitamos siempre estar en la mejor posición y para ellos debemos prepararnos físicamente. También tenemos un staff que nos entrena, tanto física como mentalmente”, explica. Porque si algo sufre un árbitro en un encuentro, es presión. Y cualquier decisión que tome puede afectar al espectáculo. “Por eso resalto lo de la preparación. He llegado a tener picos de 190 pulsaciones mientras arbitro un partido... ¡y es el momento en el que más calma necesito para tomar la decisión!”, revela.

Porque de eso depende su trabajo. “El peor momento de un árbitro es tomar una decisión errónea que influye en el resultado. Y el mejor es cuando el equipo que pierde, te felicita”, se sincera. Y eso que, en muchas ocasiones, los jugadores, también muy acelerados, no ayudan. Futbolistas de sangre caliente que no siempre tienen el mejor comportamiento, un perfil que se da en todos los deportes. “En fútbol sala también hay muchos que juegan revolucionados. Y si les arbitramos, debemos tomar acciones preventivas desde que llegas al pabellón. Si le conoces, le haces comentarios, ‘vamos a estar hoy más tranquilos’. Puede ser un diálogo, un gesto, una palabra... en el momento adecuado. En un conato de incendio, hay que intentar sofocarlo antes de que haya fuego”.

Situaciones para las que la pareja arbitral se encuentra sola... aunque ahora en muchiccwin247.competiciones cuenten con la ayuda tecnológica: “Ningún árbitro pita pensando que hay VAR. En nuestro caso no es el VAR propiamente dicho, sino el soporte tecnológico. Una ayuda que es un poco mezcla de lo que se hace en todos los deportes. Y la decisión siempre la toma el árbitro de pista. Si me apuras, el que no ha tomado la decisión inicial”. Todo para intentar que la labor arbitral sea cada vez más perfecta: “Todo avance tecnológico gira en torno a subsanar errores humanos. Y toda labor arbitral tiene un cometido principal: aplicar el reglamento y proteger al jugador”.

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