Sergio Lozano: “La mentalidad es lo que marca la diferencia”
El Búfalo, leyenda del fútbol sala, repasa su carrera desde el pabellón que le vio marcar sus primeros goles. Habla de sus éxitos, pero también de sus momentos más duros. En junio se retiró.

Allí donde comenzó todo. Sergio Lozano (Madrid, 1988) atiende a AS en el Pabellón de la Ciudad Deportiva ‘Príncipe Felipe’ de Arganda del Rey, dónde empezó a sumar sus primeros goles como federado, que sirvieron de impulso para firmar una carrera legendaria en el fútbol sala. Con 27 títulos y un Balón de Oro (2013) a sus espaldas, cerró este pasado mes de junio una trayectoria en la que fue capitán del FC Barcelona y la Selección Española. Y durante la que superó cuatro lesiones graves en la misma rodilla.
-¿Qué recuerdos le traen sus primeros años jugando al fútbol sala aquí, en el pabellón de Arganda del Rey?
-Pues al entrar me ha dado mucha nostalgia, no solo por haber jugado yo, sino por venir a ver a mi hermano. Recuerdo una época muy bonita, muy divertida y muy feliz.
-¿Qué le diría a ese niño que empezaba a despuntar muy pequeño en este pabellón?
-Que siguiese pasándoselo bien, que disfrute de lo que hace. Echo la vista atrás y me doy cuenta que era un niño muy feliz, viendo a todos jugar, estando siempre en contacto con un balón... Le diría que nunca pierda esa ilusión.
-¿Qué aprendió en sus inicios que ha podido aplicar cuando estaba en la élite?
-He tenido dos épocas muy diferenciadas. Cuando jugaba en el Arganda éramos un equipo de barrio, era muy difícil que ganásemos algo. Sin embargo, el objetivo era competir, ayudarse entre compañeros y aquella ilusión por jugar. En el deporte no siempre es ganar y como se suele decir: unas veces se pierde y otras se aprende.
-¿El germen para ser ese gran jugador que ha sido ha estado en la familia?
-Sin duda para mí lo más importante es la familia. Mi padre me entrenaba y me exigía mucho. Tengo siempre una anécdota que es que perdíamos 5-1 un partido de Liga y me echó una bronca tremenda y me culpabilizó de lo que estaba pasando. Al final, tras el descanso ganamos 10-8 y metí nueve goles. Con el tiempo te das cuenta que eso era bueno porque quería que fuese un ejemplo con todos. Esa época la recuerdo que pudo ser donde empecé a formar ese carácter competitivo y de luchar hasta el final.
-¿Recuerda por qué eligió el Barça?
-Sí, perfectamente. Primero es porque es el sueño de cualquier jugador poder vestir una camiseta de un club tan importante, aunque en esa época la sección no tenía tanta trascendencia. Sin embargo, sabías que las posibilidades de hacer algo grande allí podían ser más altas que en cualquier otro lado. Pero la razón principal es que realmente apostaron por mí desde el primer momento. Quisieron que fuese allí y, aunque soy de Madrid, Inter nunca apostó realmente por mí. Por lo que creí que juntos podríamos hacer algo grande y crecer de la mano. Fue la mejor decisión que tomé.
-Muchos dicen que su llegada al Barça fue el impulso decisivo para la sección, ya que coincidió con la victorias en Champions y demás títulos, ¿está de acuerdo?
-Fue un poco el inicio. El primer año, que yo estoy cedido en Caja Segovia, nos ganan en penaltis. Al año siguiente, ganamos todos los títulos posibles en mi primer año: acabé siendo el mejor de la Liga, metí muchos goles tan joven... Hemos crecido juntos. Yo he aportado mi granito de arena para que el Barça sea uno de los mejores clubes del mundo. Ellos me han permitido, por su parte, demostrar todo el fútbol sala que llevo dentro y de preocuparme solo de lo que pasa en la pista. Te dan una estabilidad y unas garantías para solo preocuparte de rendir al máximo nivel.
-Ha sido reconocido en muchos pabellones desde que anunció su retirada, ha sido un poco el Iniesta del fútbol sala… ¿El reconocimiento del resto de aficionados es lo que más se puede llevar un deportista?
-He tenido la gran suerte de ganar muchísimos títulos, pero el reconocimiento que más me llevo es el cariño de la gente. Y no solo de Barcelona, también de otras aficiones que me han respetado y dado ese afecto aunque les hayas podido ganar. Yo también he intentado ser amable y corresponder a todos los niños que se me acercaban, ha sido recíproco. Puedo decir que no recuerdo el haber sido recibido por ninguna afición hostilmente y esto también me hace muy feliz.
“No recuerdo haber sido recibido por ninguna afición hostilmente y eso es lo que también me hace muy feliz.”
Sergio Lozano
-¿Le ha quedado la espinita de haber cerrado la carrera con el título de Liga que tan cerca tuvieron?
-El deporte no entiende de finales ni merecimientos. La gente me decía que merecía un final feliz y esto ha sido un fiel reflejo de mi última etapa. He tenido muchos problemas de lesiones, sobre todo tras la última operación en la que me quitaron un trozo de tibia y me ha desequilibrado muscularmente. Este último año y medio ha sido de mucho sufrimiento y no he podido disfrutar todo lo que me hubiera gustado, aunque soy un afortunado por haber formado una familia y vivir de este deporte tantos años. No ha sido el final que me hubiese gustado, pero no me quedaré con ese recuerdo.
-¿Qué le dijo a los compañeros tras cómo se dio aquel último partido?
-Estaban muy hundidos. Les hablé a cada uno personalmente, les dije unas palabras, les trasladé lo que podían dar cada uno... Y, a nivel general, les dije que el final de Liga fue un fiel reflejo de la temporada: no controlamos detalles, fue un querer y no poder, no hemos sido ese Barça que podíamos haber sido. El playoff fue muy bueno y en la final merecimos más, pero esperemos que esta experiencia y decepción les sirva de aprendizaje porque muchos son muy jóvenes.
“El final de Liga fue el fiel reflejo de nuestra temporada: un querer y no poder.”
Sergio Lozano
-Muchos éxitos, pero también momentos duros, ¿es consciente ahora de lo fuerte que ha llegado a ser superando cuantos obstáculos se le ponían?
-He intentado afrontar la vida siempre siendo optimista. Haciendo un repaso, a cualquiera que le digas que he superado cuatro lesiones graves de la misma rodilla y he vuelto siempre al máximo nivel, diría ¡guau! Y es que hay gente no han podido superar una. Ese es el aprendizaje que me dejó mi padre, ya que he vivido momentos muy duros a nivel personal, no solo por las lesiones y su fallecimiento, pero he intentado dar lo mejor en el fútbol sala porque era lo que me hacía feliz. Y a mi padre es lo que le gustará desde ahí arriba.
-Al final, los deportistas dependen mucho de cuidarse físicamente, pero tan importante es ese aspecto como el mental. Y de eso no se habla tanto...
-Estoy convencido que la mentalidad de un deportista es lo que hace marcar la diferencia, 100%. En cualquier deporte. Esa mentalidad que tengas a nivel de trabajo, superando las adversidades que todos los deportistas tienen, a nivel personal... La cabeza influye mucho y si eso no va, las piernas no van a ir porque la cabeza es lo que rige el estado de ánimo y cómo se afrontan las diferentes situaciones. Es verdad que en los últimos años la figura del psicólogo está alcanzando un rol muy importante dentro de los clubes. Y animo a la gente a ir al psicólogo porque es como ir al fisio, a mí es lo que me ha podido hacer diferente de otros que, posiblemente, eran mejores que yo técnicamente: yo tenía una mentalidad de primer nivel.

-Y ahora, ¿qué espera de su futuro?
-Pues ahora voy a estar entrenando de segundo entrenador en el filial del Barcelona y aprendiendo con los chicos. Es algo que me llena, el poder trasladar lo que he aprendido y ver esa ilusión de los más jóvenes. Quiero alejarme del deporte de élite, estar entremedias, oxigenarme y veremos si volveré a la élite. Por ahora, estar con los chicos del filial me va a hacer muy feliz.
Un ejemplo también en lo personal
Javi es su amigo íntimo. Con él empezó en La Poveda a jugar y sus vidas han seguido siempre unidas, tanto en lo deportivo hasta juveniles, como en lo personal. También presente en esta entrevista, Javi cuenta que Sergio Lozano era "muy feliz, un gran goleador y muy competitivo cuando jugaban juntos". De hecho, cuando eran benjamines "era de los únicos que marcaba goles por arriba del portero". Como persona le define como "muy humilde" y resalta que en lo deportivo tenía "esa competitividad" que le ha hecho no tirar la toalla en los momentos duros y siempre querer ser el mejor. No hay mucha gente que conozca tan bien al Búfalo como su gran amigo.
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