Golf | British Open

Rahm coge sitio en primera fila en Portrush

El vizcaíno firma su mejor arranque desde 2019, la anterior visita del Open a este campo, con un 70 matinal que le deja arriba en la tabla.

Rahm coge sitio en primera fila en Portrush
HENRY NICHOLLS
Jorge Noguera
Nació en Madrid en 1995. Doble grado en Periodismo y Audiovisuales por la Rey Juan Carlos. Un privilegiado, hace lo que siempre quiso hacer. Entró en AS en 2017 y se quedó. Salvo un paréntesis en Actualidad, siempre en Más Deporte. Allí ha escrito sobre todo de rugby, golf y tenis. Ha cubierto el British Open, la Copa Davis o el Mutua Madrid Open.
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Algo tiene Jon Rahm con Irlanda. Un yo que sé que qué se yo. Es tierra fértil para él, doble campeón del abierto local en sus inicios en el circuito europeo, en Portstewart en 2017 y después en Lahinch en 2019. Dos links icónicos como Portrush, con el que también hay feeling. Ya fue undécimo en este trazado al norte de Belfast la anterior vez que el British Open paró allí, en 2019, tras más de 60 años sin pisar la Isla Esmeralda. Entonces abrió con un 68 y este jueves arrancó la 153ª edición con un 70 (-1) que es su mejor primera vuelta en este grande desde aquello.

Fue uno de los mejores ejercicios de una mañana típica en las costas británicas, de esas en las que los jugadores hacen las delicidas de sus patrocinadores porque sacan a relucir todo el armario. Se pasa de la lluvia a un sol tímido en cuestión de un par de hoyos y se difuminan las ventajas de salir antes o después al campo. Rahm, criado en los campos del norte de España, ahí se mueve cómodo. Incluso aunque su preparación, como reconocía durante el LIV de Valderrama, no haya sido la óptima. A él le habría gustado poder jugar links la semana previa, más ahora que su agenda en la superliga saudí no incluye nada siquiera remotamente parecido al saber hacer que requiere este tipo de golf.

Pero Rahm ya sabe lo que hay que hacer en este contexto. Casi que lo tiene programado en algún lugar entre las hélices de su ADN. Ha sido top-10 tres veces (en una de ellas segundo y en otra tercero) en las cuatro últimas ediciones, y dibuja un futuro prometedor en esta con una ronda sólida, que arrojó un saldo de tres birdies y dos bogeys, en línea con la evolución de las últimas semanas. Dos de esos aciertos llegaron seguidos por los nueve primeros, gracias a un buen hierro en el par 3 del 6 y exprimiendo a continuación el par 5 del 7. Los nueve segundos le dieron una fría bienvenida. Dos calles falladas en el 10 y el 11, este el hoyo que más difícil se jugó en su turno, incordiado para colmo por un silbido en mitad de su swing, le costaron los únicos dos borrones de su tarjeta.

El Rahm de hace unos meses quizá se habría frustrado, porque habrían sido errores gruesos. El de ahora, prácticamente completa su reconfiguración, los asumió con la naturalidad con la que se asumen los bogeys en un British Open cuando no se atina desde el tee, por mucho que en este el rough aparezca de salida menos mortífero que en otras ocasiones. Del 12 al 18 mantuvo el control. Se dio una alegría con un dardo en el 14 y salvó un pequeño susto en el 17 para mantenerse entre los pocos de la oleada matutina que llegaron a la casa club bajo par.

“He jugado buen golf. Me habría gustado aprovechar más en el 1 y el 2, especialmente la oportunidad que he tenido en el 1. Entre el 8 y el 12 es un tramo duro. Se juega con el viento en contra y si consigues hacer pares es bueno. Pero estoy contento con la vuelta y el resultado. Espero poder pegarle mejor desde el tee, pero con la lluvia es complicado de decir. El agua se mete entre la bola y la cara del palo y puede ir a cualquier sitio. Pero cuando hago buenos swings el golpe sale como quiero y ha sido un buen día”, contó después. “Sé que no lo ha hecho a propósito. Simplemente ha sido mal timing. Es el primer golpe más complicado del campo, con lluvia y viento de la izquierda. He utilizado un poco el momento para aliviar la tensión que tenía acumulada. Probablemente no me afectó tanto como mostré. Hice un mal swing en cualquier caso y en un hoyo difícil. Es frustrante, pero es lo que hay. Pasa a menudo en el campo”, le quitó hierro al episodio del 11.

De los madrugadores nadie tiró tan bajo, 67 (-4), como el chino Li, el danés Jacob Skov Olesen, que llega con el crédito de haber ganado la versión amateur del torneo en 2024, y el inglés Matt Fitzparick, que dejó uno de los momentos del día cuando la metió a cholón desde la festuca en el 16, Calamity Corner, otro de los hoyos más mortíferos de Portrush. Debajo, en -3, aparece el número uno del mundo, Scottie Scheffler. Esta vez sacó de la chistera un 68 cogiendo tres calles, su menor cifra como profesional desde la primera ronda del US Open de 2021. También le hizo birdie, aunque de una forma mucho más ortodoxa, al 16. El mismo 70 que Rahm entregó Phil Mickelson, que junto a Lee Westwood (-2) forma por ahora el cupo de aspirantes sénior que siempre tiene este torneo, el más tolerante con los veteranos del Grand Slam, con una edad media entre sus campeones desde 2011 de 33,8 años. Hasta en eso tiene encanto el British Open.

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