Análisis de American Arcadia, una distopía en forma de reality show por los creadores de Call of the Sea

En 2020, Call of The Sea fue una de las sorpresas más gratas de la pandemia y de la escena indie española. Esta obra lovecraftiana de Out of the Blue sorprendía con su visión sobre el horror cósmico y un hermoso misterio tejido a través de puzles desafiantes. Recientemente, acudimos a la presentación en Nintendo Switch de su última obra: American Arcadia, una aventura de plataformas y puzles que nos pone en la piel de un fugitivo de un reality show que castiga duramente la falta de popularidad de sus concursantes. Hoy analizamos este tútulo que aporta el frescor que buscamos en los videojuegos independientes y que, a su vez, tropieza con algunos de sus escollos.

“No seas tonto”

Trevor Hills es un joven que lleva una vida monótona como la de cualquier mortal de clase obrera. Se levanta, saluda a su tortuga, va a trabajar, vuelve a casa a ver la tele y a dormir. Una rutina llena de cierta paz que un día se verá revolucionada cuando descubra que en realidad es uno de los protagonistas de American Arcadia, el reality show de mayor éxito en todo el planeta. Y lo malo no es solamente que su vida sea una mentira, sino el cruel destino que aguarda a los concursantes aburridos como él. Por ello, se verá empujado a emprender una frenética y peligrosa huida de esa cárcel de oro donde no es oro todo lo que reluce.

Desde las sombras le ayudará Ángela Solano, una empleada de la productora Walton Media —propietaria de American Arcadia— que está desengañada ante la nula ética de su empresa. Es aquí donde se forma un dúo más carismático que la audiencia del programa nos quiere hacer creer, y un sistema de juego que combina secciones de plataforma y puzles.

Trevor, anclado en un ilusorio mundo ambientado en los años 60, con su apocada personalidad, deberá sacar el arrojo y la resistencia física para resistir una carrera donde se juega su propia vida. En sus secciones de scroll lateral, deberemos sortear a los interceptores —guardias de American Arcadia— que deseen frustrar su huida, mientras resolvemos puzles, ya sea por nuestra cuenta o manejándonos entre él y Ángela, quien puede piratear sistemas para facilitar el camino a Trevor. Este sistema de plataformeo con rompecabezas resulta original sobre el papel, pero en la práctica se convierte en un combo frustrante que se acentúa por la precisión exacta que exigen algunos saltos o hitboxes injustas.

Los puzles y persecución, mala combinación

Los puzles y las persecuciones no casan bien. Resolver rompecabezas requiere una observación del terreno que se ve impedida cuando los interceptores nos pisan los talones, y esta es la piedra del zapato de American Arcadia. Cuando queremos comprobar qué hace cada pirateo o ver posibles rutas para Trevor, seremos detenidos. Con ello, nos queda el ensayo de error para avanzar y es de agradecer que los checkpoints sean bastante frecuentes. Si bien esa sensación de rebobinado y play es intencional, no dejamos de percibirlo como un caso de dificultad artificial con el que sus 7 horas de juego se pueden ver un poco extendidas.

A nivel técnico, la adaptación Nintendo Switch no resulta perfecta, con ocasionales tirones, y la accesibilidad podría haberse beneficiado de una mejor implementación de los subtítulos —correctamente localizados al castellano—, a veces ilegibles por cómo el color blanco se funde con los escenarios o por cómo quedan cortados en pantalla.

No obstante, los puzles sí nos resultan interesantes cuando no tenemos que resolverlos a contrarreloj, tanto en las secciones de sigilo o cuando Trevor cuando tiene un respiro de los guardias. Las fases de Ángela, donde pasamos a la primera persona, son incluso más interesantes. El diseño de rompecabezas supera al de Call of The Sea: si bien a la obra lovecraftiana le faltaba una lógica interna que conectara con el jugador, en American Arcadia se transmite mejor dicha lógica y se hace al jugador partícipe de ella sin renunciar al desafío. Tenemos puzles muy variados y muy bien integrados en la narrativa: en una ocasión, Angela debe responder a un interrogatorio mientras dirige a Trevor a escondidas; en otro momento debemos ocultar todas las pruebas incriminatorias de nuestra habitación antes de que nuestra jefa irrumpa en nuestro hogar.

La distopía de la telebasura

Trevor y Ángela forman, además, un dúo carismático. El fugitivo que encuentra su valentía desde su misma torpeza y la técnica de escenarios que, lejos de ser una astuta maestra de la infiltración, se arma con una inteligencia brillante mientras lidia con su propia inexperiencia y descuidos. Ambos protagonizan una historia de gran crítica social sobre la codicia empresarial, la telebasura y la sobreeexposición de la intimidad. La estética de American Arcadia, donde contrastan el idílico mundo de los años sesenta con la modernidad, nos sumerge en una distopía televisiva que nos hace reflexionar como un capítulo de Black Mirror. No obstante, el guion se vuelve algo predecible, incluso con sus giros supuestamente sorprendentes. El final, aunque agridulce y con cierto pesimismo sobre el poder de las corporaciones, nos brinda las secciones jugables más imaginativas de la partida.

¿Hasta qué punto somos actores sobre un escenario, como ponderaba Shakespeare en sus obras? ¿Qué parte de nuestras vivencias pertenecen detrás del telón? American Arcadia reflota este debate filosófico con una experiencia jugable que, al igual de la misma vida, tiene sus altibajos.

. Tu web de videojuegos y de entretenimiento, para conocer todas las noticias, novedades y última hora sobre el mundo del videojuego, cine, series, manga y anime. Avances, análisis, entrevistas, tráileres, gameplays, podcasts y mucho más. ¡Suscríbete! Si está interesado en licenciar este contenido, pincha