Análisis de Bravely Default Flying Fairy HD Remaster: Switch 2 debuta con un JRPG que merecía salir de 3DS

La colaboración de Nintendo con Square Enix es de sobra conocida por todos. No tenemos que irnos muy lejos: en Nintendo Switch veíamos a Octopath Traveler y Triangle Strategy nacer como exclusivos de la consola. Bravely Default nunca se convirtió en multiplataforma. Hasta la llegada de su remasterización, solo la versión de 3DS era la única vía para poder jugarlo.

En 2025 Square Enix ha decidido que era hora de permitir que una nueva generación descubriese uno de los JRPG que definieron el catálogo de la portátil allá por 2014 en Europa. Bajo la etiqueta Flying Fairy HD Remaster, Nintendo Switch 2 ofrece de lanzamiento un título capaz de mantener viva la llama de la vertiente por turnos del género. Y lo hace con nota.

“Una obra reflexiva con ideas frescas y originales”

De esa forma abríamos nuestro análisis original allá por 2014. Bravely Default se presentaba como un juego que recordaba “a la época dorada de Squaresoft”. Una frase potente que comenzaba a justificar el 9.5 sobre 10 que logró en esta casa.

“No se limita a seguir las pautas establecidas en el género sino más bien todo lo contrario: va un paso más allá. Este logro se consigue de la mano de un sistema de combate tradicional en el que se introducen mejoras específicas, dejando atrás la sensación de que el estilo JRPG se pierde cuando no se respeta el combate por turnos tal y como se dio a conocer hace más de dos décadas“, decíamos.

Esa novedad en el sistema de combate reúne los conceptos ‘Brave’ y ‘Default’, como el propio nombre del juego. El primero adelanta un turno de tu personaje a costa de perder una acción a futuro, mientras que el segundo hace lo mismo al revés: reserva un turno para poder lanzarlo posteriormente sin penalización. Es un tira y afloja que parece flojo al principio, pero que con el paso de las horas gana muchísimo.

La aventura, de alrededor de 60 horas de duración, es por decirlo de alguna manera la semilla de otros proyectos del mismo corte que vinieron posteriormente, como los dos Octopath Traveler. “No es Bravely Default un JRPG que siga las tendencias de las últimas obras cumbre que se han dado a conocer en el género, sino más bien una representación del espíritu tradicional en el que se podría decir que menos es más“, señalábamos.

Un regreso que podría dar más de sí

Bravely Default es un clásico moderno que apunta claramente al fan más entusiasta del género. Para ese público, aquel que ya ha disfrutado del juego en 3DS, hay pocos motivos para volver. Las mejoras se palpan desde el principio, pero falta algo más que justifique el recopilatorio.

El subidón gráfico ofrece una pantalla nítida y mejor nivel de detalle en los escenarios, aunque no es un cambio agresivo: el tono del original se mantiene. Al jugarse en una sola pantalla, los menús han sido rediseñados para que encaje todo en una sola pieza de navegación.

Las funcionalidades online se mantienen, es decir, puedes seguir pillando el personaje de tus amigos para que aparezca de manera estelar en un combate de tu partida. También permanece el aumento de la velocidad en combate y el ajuste del ratio de encuentros automáticos.

La estrella, si se puede llamar así, son el nuevo par de juegos. Ambos utilizan el modo ratón de los Joy-Con 2 para ofrecer una perspectiva diferente de la experiencia tradicional. Nos gusta especialmente el dedicado al juego rítmico. A medida que vas progresando en la aventura se van desbloqueando nuevos temas.

Este análisis se ha realizado gracias a un código proporcionado por Bandai Namco

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