Tecnología
Tu viejo móvil ahora vale oro: el ingenioso invento de dos jóvenes que lo convierte en un auténtico centro de datos
Dos estudiantes de una universidad de Estonia dan con una solución sencilla al problema de reciclaje de los smartphones: darles una segunda vida como centro de datos portátil.

Cada año, se fabrican más de 1.200 millones de smartphones en todo el mundo. Este elevado ritmo de producción inevitablemente trae consigo un consumo elevado de recursos naturales como tierras raras, así como contaminación derivada del proceso de fabricación en sí y de un reciclaje no idóneo de los terminales una vez que se desechan. Para intentar revertir esta preocupante tendencia, dos jóvenes de la Universidad de Tartu, en Estonia, han ideado una manera de dar una segunda vida a los smartphones viejos: usarlos como centros de datos portátiles.
El invento de una universidad de Estonia para dar una segunda vida a los móviles viejos
Tal y como ha revelado la (Estonia) en una publicación de su web oficial, dos de sus estudiantes, Huber Flores y Zhigang Yin, han ideado un método con el que dotar de una nueva utilidad a los smartphones obsoletos. A grandes rasgos, han fabricado un soporte customizado mediante impresión 3D que, añadiendo la circuitería adecuada, sirve para conectar entre sí varios móviles antiguos, lo que permite utilizarlos como un centro de datos portátil.

Los centros de datos son instalaciones especializadas que albergan y gestionan servidores y sistemas de almacenamiento para procesar, guardar y distribuir datos. Utilizando varios móviles conectados entre sí, estos jóvenes han creado lo que es, a todos los efectos, un centro de datos miniaturizado. Aunque por motivos obvios no tiene las mismas capacidades que un centro de datos masivo, tiene utilidades prácticas que pueden ir desde contabilizar pasajeros que suben y bajan en las paradas de autobuses para optimizar redes de transporte público hasta la recolección de datos en el fondo marino.
Se trata de una forma ingeniosa de reutilizar dispositivos inteligentes abandonados por sus dueños en pos de hacerse con terminales a la última, lo que a la larga no solo sirve para reciclarlos y reducir residuos electrónicos, sino también para que sigan teniendo una utilidad en nichos concretos donde la recolección y almacenamiento de datos sea crucial.

Mediante este invento, que ya ha sido testado con éxito en entornos subacuáticos, la Universidad de Tartu en Estonia demuestra que la tecnología obsoleta no es necesariamente basura. Usando recursos adicionales mínimos, es posible dar un nuevo propósito a los móviles viejos que todos tenemos por casa guardados en cajones a la espera de ser desechados o vendidos, lo que contribuye a una mayor sostenibilidad. Solo el tiempo dirá si este dispositivo llegará a comercializarse para entornos de empresa, y qué recepción tendrá en el caso de que aterrice en el mercado.