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Opinión

Soy uno de los mayores expertos de Xbox en España, y mi entusiasmo por la marca está en mínimos históricos

La estrategia de Xbox, por llamarla de alguna manera, tiene descontentos tanto a figuras célebres de la industria de los videojuegos como a fans que apoyamos a la marca desde el principio.

halo 3 xbox

Como dijo Jack el Destripador, “vamos por partes”. Con el titular de esta columna de opinión no pretendo tirarme el pisto en absoluto, sino reflejar, de manera fidedigna, el hastío que muchos fans históricos de Xbox tenemos con cada una de las ocurrencias de Phil Spencer y compañía en los últimos tiempos. En mi haber tengo una Xbox original, cuatro Xbox 360, una Xbox One, una Xbox One X y una Xbox Series X. También poseo unos 250 juegos en formato físico y alrededor de 650 en digital, abarcando las cuatro generaciones, y —y otros 70.000 en un perfil secundario. Si esto no me hace experto en Xbox, ya me diréis vosotros. Precisamente yo, con esta inversión de tiempo y dinero tan obscena, me hallo en una posición privilegiada para criticar, con conocimiento de causa, la deriva en la que está inmersa la marca... y no es algo precisamente reciente.

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Con esta inversión considerable de tiempo y dinero, me siento bastante capacitado para criticar, desde el corazón, el incomprensible rumbo actual de Xbox

Xbox está muerta desde hace más de diez años, pero todavía no se ha enterado, como Bruce Willis en ‘El sexto sentido’

El día de la infamia fue aquel fatídico 21 de mayo de 2013. Tras una generación excelente con una Xbox 360 que tuvo uno de los mejores catálogos de todos los tiempos, con el comienzo de la década de los 2010 comenzó a haber pinchazos y se dieron tumbos que, si bien no enturbiaron el resultado general de los años previos, sí que comenzaba a ser algo preocupante. Te miro a ti, Kinect.

don mattrick xbox one
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La accidentada presentación al público de Xbox One en mayo de 2013 fue el principio del fin de la marca

Volviendo al tema que nos ocupa: el 21/05/2013 fue el Xbox Reveal, donde se presentó a Xbox One, la sucesora de Xbox 360. Aquí, Don Mattrick se cubrió de gloria, ensalzando en demasía las virtudes de la nueva máquina como centro de entretenimiento en detrimento de sus videojuegos, que debía ser su raison d’être, todo ello aderezado con una insistencia insoportable en vender Kinect como un accesorio obligatorio que encareció el precio final. El colmo de la arrogancia llegó con aquel “Si os molesta que Xbox One requiera conexión permanente, tenemos la solución ideal para vosotros: se llama Xbox 360″. Mattrick dejaría en silencio la compañía poco después, y Phil Spencer se quedó al cargo de la división Xbox.

Desde entonces, la marca Xbox no ha hecho más que dar bandazos y corregir su rumbo cada pocos meses, sin una estrategia clara o un liderazgo sólido. Es decir, si tuviésemos que elegir una fecha concreta de la “muerte” de la Xbox que conocíamos, con exclusivos de peso como Halo y Gears of War, no hay que venir hasta el presente, donde ya no quedan exclusividades. El efecto dominó comenzó en mayo de 2013.

phil spencer xbox
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Phil Spencer es el máximo responsable de la división Xbox desde 2014

La generación de Xbox One fue todo un retroceso en lo que a presencia de marca se refiere: mientras que Xbox 360 fue el mayor éxito de Microsoft en el terreno de las consolas de videojuegos hasta la fecha, con 84 millones de unidades vendidas frente a los 87,4 millones de PS3, su gran rival, One solo vendió unos 58 millones frente a los 117 millones de PS4. Esta brecha tan enorme evidenciaba un grave problema dentro de la división Xbox: PS4 les había tomado la delantera mediante exclusividades de peso como Bloodborne, Marvel’s Spider-Man, Uncharted 4, God of War u Horizon Zero Dawn. En contraste, en Xbox One hubo muy pocos exclusivos relevantes y, para colmo, las nuevas entregas de franquiciiccwin247.como Halo, Gears of War o Forza no evolucionaron lo suficiente como para cautivar de la misma manera al público.

En la presente generación, el panorama es aún más desolador, y la brecha ahora es una fisura: hay aproximadamente 32 millones de consolas Xbox Series X y Xbox Series S vendidas, frente a los 77 millones de consolas PS5. Cabe destacar que PS5 ha vendido menos que PS4 porque también tiene sus propios problemas, como una alarmante falta de exclusivos en comparación con la consola previa, pero los números no engañan: la tendencia de ventas de consolas Xbox es decreciente.

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La diferencia de ventas entre consolas PlayStation y Xbox es cada vez mayor, si bien es cierto que PS5 también ha pinchado por una falta de razones de peso (juegos exclusivos) que anime a los usuarios a dar el salto desde PS4

En el presente, los exclusivos en Xbox son historia. Y tampoco hay que remontarse a los primeros lanzamientos de juegos de la consola en PS5 y Nintendo Switch, como Hi-Fi Rush, Sea of Thieves, Pentiment y Grounded, sino al hecho de que, desde 2016, con la llegada del Play Anywhere, Xbox dejó de ser una consola para pasar a ser un “ecosistema” que también englobaba al PC. Se podría argumentar que el Play Anywhere, aunque cómodo para algunos usuarios, fue el caballo de Troya, causante de que hoy Xbox esté como está.

El siguiente paso en el plan fue Xbox Game Pass —que, recordemos, hoy ni siquiera tiene el “Xbox” en el nombre, algo bastante revelador—: este servicio de suscripción permite acceder a un amplio catálogo de juegos a cambio de una mensualidad, pero estamos, efectivamente, ante un servicio de alquileres. La idea de la “no propiedad” siempre ha sido más atractiva para el turista —una manera despectiva de referirnos al jugador casual— que para el jugador más hardcore o tradicional, que es el que típicamente suele invertir más tiempo y dinero en videojuegos. La filosofía detrás del modelo de negocio es que “muchos pocos hacen un mucho”, y ha demostrado ser tremendamente rentable, pero hay un matiz importante: alcanzó su masa crítica de usuarios hace unos meses.

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Xbox Game Pass ya ni siquiera es "Xbox", solo Game Pass

La apuesta a todo o nada de Microsoft en Game Pass le está pasando factura, y es lo que ha propiciado el abandono de las exclusividades en el sentido tradicional, ya que, para poder cuadrar las cuentas, deben rascar ventas de donde buenamente puedan. Esto es lo que ha propiciado que títulos otrora exclusivos como Forza o Gears ahora también estén disponibles en PlayStation, algo tan impensable como ver a Sonic en una consola de Nintendo a principios de los 2000. Y esto sucedió tras el desastre de SEGA, que llevaba algo más de media década cometiendo errores que a la postre resultarían letales para su negocio de las consolas, propiciando su transición a third party.

El verdadero quid de la cuestión no es que yo mismo y muchos otros fans históricos de la marca estemos cansados y nos sintamos traicionados —y con razón—, sino que incluso personalidades de la industria que han tenido roles destacados en el éxito de la marca Xbox expresan públicamente su descontento con esta carrera desesperada de Microsoft. Por un lado, Cliff Bleszinski, creador de Gears of War, denunciaba lo ridículo del branding de ROG Xbox Ally, un PC handheld con marca oficial de Xbox que no ofrece nada que no ofrezcan las ROG Ally estándar. Por otra parte, Laura Fryer, miembro fundador de Microsoft Game Studios y pieza fundamental en el lanzamiento de la primera Xbox y de muchos de sus grandes juegos, lamentaba que la marca actualmente es como “un pollo sin cabeza”, llegando a afirmar, tajantemente, que “Microsoft ha matado a Xbox”.

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Cliff Bleszinski, creador de Gears of War y exempleado destacado de Epic Games, ha criticado con dureza la próxima ROG Xbox Ally

Las compras multimillonarias y a tocateja de gigantes como Zenimax Media —empresa matriz de Bethesda, propietarios de Fallout, The Elder Scrolls o DOOM entre otras IP— o Activision-Blizzard-King —propietaria de Call of Duty, Diablo y Candy Crush Saga— tenían como origen suplir a Game Pass de un goteo incesante de títulos, convirtiéndolo en el Netflix de los videojuegos, y una opción que nadie puede dejar pasar. Pero estamos en pleno 2025, e incomprensiblemente muchos juegos destacados de estos dos grandes conglomerados, que ahora forman parte del portafolio de Xbox, siguen sin llegar al servicio. Y, como colofón, los cierres incesantes de estudios y la cancelación de proyectos como Everwild o Perfect Dark, que son precisamente lo que puede marcar la diferencia con respecto a lo que puede ofrecer la competencia, son absolutamente descorazonadores. No solo por los despidos, que también, sino porque Microsoft ha demostrado estar dispuesta, una y otra vez, a dilapidar auténticas fortunas sin ofrecer resultados palpables.

Como el personaje de Bruce Willis en ‘El sexto sentido’, la Xbox que conocíamos estaba muerta, pero parece ser que ni en Microsoft se han enterado. Mientras que continúan vendiéndonos las virtudes de sus servicios digitales, por el camino quedaron iniciativas pro-usuario que eran meras estrategias de captación como Juegos con Gold —mediante las que los usuarios obtenían juegos gratuitos de Xbox 360 y Xbox One cada mes—, y la retrocompatibilidad digital de títulos de la Xbox original y Xbox 360 en One y Series X|S, que dejó de añadir nuevos juegos en 2021, sin que haya planes de expandir este catálogo de juegos clásicos disponibles en plataformas modernas.

Atrás quedaron iniciativas de Xbox como Games with Gold/Juegos con Gold, que regalaban para siempre juegos de Xbox 360 y daban acceso gratuito a títulos de Xbox One con una suscripción activa
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Atrás quedaron iniciativas de Xbox como Games with Gold/Juegos con Gold, que regalaban para siempre juegos de Xbox 360 y daban acceso gratuito a títulos de Xbox One con una suscripción activa

Es duro asumirlo, especialmente si se ha estado ahí desde el principio. He pasado muchas noches y sesiones de juego interminables con amigos y familiares a títulos absolutamente imprescindibles como Halo 2, Gears of War 3 o Halo: Reach que quedarán para el recuerdo. En la actualidad, no se me ocurre un solo motivo de peso para recomendar a un jugador hardcore una consola Xbox, porque ya no es un “hogar” en el que, como antaño, pudieses depositar tu confianza sabiendo que te esperan años de grandeza en forma de grandes experiencias de juego exclusivas. Porque las consolas van de esto: de exclusividades. Si puedes jugar a lo mismo y, además, a varios títulos exclusivos en otro lado, lo inteligente es mirar por tu bolsillo y decantarte por la opción que te permite disfrutar a más juegos.

El hecho de lanzar las vacas sagradas como Forza Horizon 5 o Gears of War Reloaded también en PS5 ha sido la puntillita final para que incluso los fans más recalcitrantes nos desengañemos: actualmente, una consola Xbox solo tiene sentido si eres un jugador casual que quiera usar el servicio de alquileres de Game Pass para jugar ocasionalmente, y no te importa ser dueño de “tus” juegos. No es que este perfil de jugador no tenga derecho a entretenerse, pero no debería ser a costa de quienes encumbramos a la marca al Olimpo de los videojuegos.

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Títulos de Xbox como Indiana Jones y el Gran Círculo o Gears of War Reloaded también tienen versión de PS5

El abandono silencioso del formato físico ha sido otro de los grandes pecados de Xbox, y aquí también tiene bastante que ver Game Pass: este servicio digital tiene como función ulterior reeeducar a los jugadores ya no solo en no comprar juegos físicos, sino en alquilar juegos digitales. Se trata de un escenario tipo “el huevo y la gallina” creado deliberadamente: Microsoft dejó de producir sus juegos first party en formato físico real —ni uno solo, desde Halo Infinite, está completo en disco— con la excusa de que “hay más ventas digitales”, al tiempo que empuja a los usuarios a comprar en digital precisamente porque estos formatos físicos incompletos carecen de valor práctico para el usuario.

En definitiva, ser fan de Xbox ha sido un “suma y sigue” constante desde 2013. No creo que Microsoft deje de crear videojuegos, pero el cómo y el para qué plataformas son interrogantes clave en un futuro. Confieso que ha sido absolutamente impactante ver cómo PlayStation consiguió reinventarse mediante exclusividades de nueva creación, así como con soft reboots como el de God of War, al tiempo que Nintendo consiguió resurgir de sus cenizas tras el fracaso estrepitoso de Wii U, colocando a Nintendo Switch como una de las consolas más vendidas de la historia con más de 150 millones de unidades vendidas en todo el mundo. En cambio, Xbox ha ido de culo, cuesta abajo, y sin frenos. En virtud de lo presente, y si se cumplen los rumores de que la próxima consola Xbox ni siquiera tendrá lector, ni la compraré. De todos modos, ya tengo un backlog de juegos prácticamente ilimitado, que no podré completar ni aunque llegue a anciano. Aunque Xbox ya no sea lo que era, nada me impedirá rememorar la época dorada de la marca mediante sus grandes juegos clásicos.

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