3 horas con Donkey Kong Bananza confirman el derroche de ideas con el sello mágico de los creadores de Mario 3D

Ha pasado menos de un mes desde el lanzamiento de Nintendo Switch 2 y ya hemos podido jugar en profundidad al primer gran título que recibe la consola tras su catálogo inicial. Donkey Kong Bananza llegará el 17 de julio transmitiendo la sensación de que ocupa el puesto de un Mario 3D en la parrilla de juegos de la consola en su arranque. Es un derroche de mecánicas e interacción que demuestra que los estudios internos de Nintendo siguen en forma.

Había pocas dudas de que los responsables de los Mario 3D estuvieran detrás del proyecto, pero ahora estamos en disposición de confirmar la noticia. Se respira ese ambiente mágico de título grande, de título que firma sus mecánicas gracias al salto generacional. La idea sobre la que gira Bananza no sería posible en Nintendo Switch. Es un juego de hardware que convierte un salto técnico en una aventura inédita en el panorama del plataformas en 3D.

No solo destrucción

Durante el Direct que protagonizó el pasado junio pudimos confirmar bastante más cosas que cuando se presentó en abril. Donkey Kong Bananza es ambicioso. No quiere quedarse con la etiqueta de ‘juego de destrucción’ y nada más. Hay mucho, muchísimo que rascar bajo la superficie. De Pauline, por cierto, hablaremos en el análisis.

No entraremos en todos los detalles para no desvelar sus sorpresas, sobre todo teniendo en cuenta que queda por jugar a la versión final, pero sí podemos detenernos en algunos tramos. Los primeros que aparecen son las pruebas secundarias a modo de santuarios de Breath of the Wild o Tears of the Kingdom. Es una comparativa que realmente tiene su lógica, pues en los tres juegos cumplen el mismo propósito: superar obstáculos a través de las mecánicas jugables para recibir una recompensa.

Son pruebas que tocan todos los palos, e incluso diríamos que son los lugares en donde más se respira el espíritu plataformero de Donkey Kong. Hay pantallas de avance lateral como los clásicos del personaje, donde se fusionan las mecánicas nuevas con los deslizamientos por barriles explosivos y saltos milimétricos; también hay niveles 3D cortos que te animan a superar el desafío pensando ‘out of the box’.

La segunda clave lejos de la destrucción tiene que ver con las mecánicas propias de los niveles. Cada uno de los tres escenarios a los que tuvimos acceso contaban con una mecánica exclusiva. El que más nos gustó desperdigaba por el mapa una especie de habichuela que al lanzarla sobre una superficie creaba un puente en tiempo real hasta nuestra posición. Jugando con las distancias y el escenario podíamos superar grandes superficies de terreno que solo serían posibles de acceder mediante el desbloqueo de habilidades.

Hay mucho salto medido. La inercia del movimiento de Donkey Kong es fantástica. El control se siente tremendamente pulido y pone al servicio del jugador un conjunto de acciones que, al encadenarlas, te permite crear movimientos únicos con los que aprovechar el terreno.

Todo lo aprendido debes ponerlo en práctica en las secciones de jefe final. Pudimos ver dos, que aparecían un poco como el estándar de jefes que podemos ver en cualquier Mario moderno, aunque en esta ocasión uno tenía un gimmick fijado que aportaba variedad. Teníamos que montarnos en un carro y lanzábamos piedras explosivas sobre su posición mientras evitábamos los muros con los que se protegía. No inventan la rueda, pero suelen estar ligados a un mecánica diferente.

Leve toque RPG que se agradece

Nos gusta la manera en la que se introducen estos leves toques RPG en los sistemas de juego. De base tenemos un árbol de habilidades que ir rellenando con nuevos movimientos y bonificaciones tanto para Donkey Kong como para sus potenciadores. Se consiguen al consumir determinadas bananas que suelen estar asociadas a los cambios de nivel o momentos clave de la trama.

Todas esas habilidades crean sinergias con la ropa. Tanto Pauline como Donkey Kong pueden vestirse con indumentarias que les reportan mejoras pasivas. Es importante este punto, porque dependiendo de la situación en la que te encuentres puede venirte mejor alternar entre unas y otras. Se compran mediante el canjeo de coleccionables en las tiendas controladas por los NPC.

Hay mucho del espíritu collectathon aquí. No engaña a nadie. Hay numerosos coleccionables que ir recolectando y que derivan no solo en el completado final del juego, sino en inputs jugables como el que hemos señalado con anterioridad. Te anima a exprimir los mapas de manera constante. Hay muchos lugares a los que no se puede acceder de primeras: está claro que el final del juego es el inicio de otra aventura en paralelo.

Debemos hacer especial hincapié en los dos potenciadores a los que tuvimos acceso. Bananza Kong es el primero que desbloqueas en la aventura. Cumple exactamente con su función: ser un Donkey Kong más chetado. Es una auténtica mole de destrucción que deja muy poco construido a su paso. El segundo, cómo no, fue Bananza Avestruz, con el que podemos planear para acceder a lugares más lejanos.

La progresión interviene de manera clave en los potenciadores, porque desbloquear sus habilidades extiende bastante su repertorio de movimiento. Bananza Avestruz es la que más mejora de las dos que hemos probado. De volar poco al inicio podemos posteriormente planear, volar más e incluso tener un huevo explosivo que lanzar a modo de bombardero por el mapa. Es tremendo. No se sienten como un botón del pánico que usar cuando se aprietan las tuercas, sino que forman parte de los movimientos de DK como cualquier otro.

El tiempo de refresco para utilizarlos es mínimo. Se recargan con las pepitas de oro que extraemos todo el rato excavando o derrotando enemigos. Es una decisión consciente tenerlas siempre a mano. Nintendo quiere que te sientas poderoso y que, llegado el momento, las encadenes para superar los obstáculos más exigentes. Ese es el nivel de juego al que aspiran a que llegues.

Donkey Kong Bananza quiere ser tu juego del verano

El gorila quiere atraparte de banana en banana para convertirse en tu juego del verano. Si Nintendo Switch 2 esperaba un exclusivo bomba en sus primeras semanas (con permiso de Mario Kart World), ese es Donkey Kong Bananza. Queremos seguir profundizando en él porque tiene toda la pinta de que hemos visto la punta del iceberg. Ojito.

Hemos realizado estas impresiones tras ser invitados por Nintendo a una sesión de juego preliminar

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