Impresiones de Pragmata, la gran sorpresa de ciencia ficción de Capcom

Había dudas. Demasiadas. Lógico, teniendo en cuenta que ya lleva algo más de 5 años a sus espaldas desde que se anunciara a las puertas del inicio de la actual generación. Pragmata ha sido el quiero y no puedo a nivel interno en Capcom durante años, pero al final todo parece indicar que la empresa ha enderezado el rumbo para llegar a buen puerto. 2026 es el marco de lanzamiento elegido para un juego que debemos confesar que nos ha sorprendido bastante. Entra mejor a los mandos que por los ojos: es el típico juego que cuando pruebas no quieres despegarte de él.

Un TPS atípico que sorprende (y mucho)

Pragmata se traduce en un shooter en tercera persona con reminiscencias de otros clásicos de culto como Vanquish o Binary Domain, pero cualquier parecido con ellos es pura coincidencia. Lo que propone Capcom es una nueva dimensión dentro del género a través del hackeo. Vayámonos a Bioshock. ¿Recordáis el minijuego de unir partes de tuberías de extremo a extremo? Cada vez que combatas en Pragmata tendrás que completar este minijuego en tiempo real, es decir, mientras esquivas misiles, balas y todas las formas de arsenal bélico que tienen los enemigos a su alcance.

En texto, incluso en vídeo, puede parecer tosco, como una barrera que entorpece el fluir de la acción. En absoluto. Cuando lo juegas sientes que encaja como un guante. Desde el momento en el que apuntas a un rival, nuestra compañera abre la caja de hackeo que tenemos que controlar con los cuatro botones de acción derechos del mando. Se completa en cuestión de segundos si lo hacemos correctamente. Hay algunos bloques corruptos que debemos de sortear hasta llevar el extremo ‘sano’ hasta el bloque de salida, de color verde.

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Este sistema sirve para exponer a los enemigos. De manera básica son duros, mucho. Se tragan las balas con facilidad. Es cuando les hackeamos cuando liberamos su interior para poder abatirlos en cuestión de segundos. La acción está equilibrada teniendo en cuenta que nos tiene constantemente atareados con este minijuego. En la demostración vimos, como máximo, grupos de tres enemigos al mismo tiempo. Deja margen para que podamos respirar.

Tuvimos acceso a tres armas. La pistola básica es de cadencia baja, pero su munición es ilimitada. Es la herramienta de cinto del protagonista. A partir de ahí podemos ir encontrando en el escenario armas más contundentes que empastan en situaciones variadas. La segunda de ellas es una escopeta de apenas 5 perdigones que destroza a los enemigos a corto alcance, pero escasea por el mapa. La tercera y definitiva era una especie de lanzador de energía que crea burbujas con las que ralentizar el movimiento de los enemigos que entran en contacto con ella.

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Más allá de los tiroteos

El protagonista cuenta con un abanico de habilidades que se pueden aprovechar más allá del combate. La evasión, por ejemplo, es un clásico que nos permite lanzarnos bruscamente hacia un lado de un solo impulso. También podemos saltar, pero lo más interesante es que podemos levitar durante un breve periodo de tiempo gracias a unos pequeños cohetes situados estratégicamente por el traje.

No sabemos si es intencionado o si tendrá más recorrido en los siguientes niveles que propone, pero jugándomelos con estas mecánicas y las físicas pudimos llegar a lugares del niveles que estaban alejados del camino habitual. Incluso pudimos atajar en un momento concreto simplemente clavando los saltos. En manos de un experto cuando se lance el juego, estamos seguros de que dará bastante juego.

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