Todo equipo que quiera crecer necesita su bautismo de fuego, su rito de paso...

Todo equipo que quiera crecer necesita su bautismo de fuego, su rito de paso...
Nuestro club nos parece siempre el mejor destino posible para cualquiera...
Cuando juegas al ataque los jugadores ofensivos brillan mucho más. Güler puede ser Pedri.
Lo que más me gusta: el orgullo de esos fans de Boca, Flu o Palmeiras que viven en EE UU.
Alguno habrá que recuerde cómo se sacó a los Williams de Pamplona para llevarlos a Lezama.
Gianni Infantino no tiene ningún reparo en aliarse con la pareja Donald Trump-Bin Salman.
El paulista sería la estrella por la izquierda de cualquier grande y en el Madrid no puede jugar ahí. Pero está en la historia por su doblete al City en 2022.
Deberíamos dejar de abordar asuntos como el de este Mundial de Clubes desde los intereses particulares porque nos jugamos la sostenibilidad del fútbol, que no es poca cosa...
Los aficionados somos desde hace tiempo animadores involuntarios de la comercialización desenfrenada del fútbol.
Cuando la gana el que más la gana, el Real Madrid, también ha sido muy difícil conseguirla...
Giraldéz recuperó el fútbol atractivo que siempre ha intentado hacer el Celta.
Habrá quien lo venda como una historia de éxito: el mirlo que se curte lejos del nido y regresa más hecho. Pero salir a buscar algo que ya tenías dentro, es como ir a Wallapop a comprar tu propio microondas...
Se pueden construir dinastías jaleando el talento externo, pero es innegociable que el amor por unos colores comienza por el respeto hacia la base.
A veces olvidamos lo importantísimos que son los pequeños detalles en un partido...
Se nos dijo, cuando llegó Mbappé, que LaLiga carecería de interés. Y sin embargo, aquí estamos: un 11 de mayo, tiempo revuelto y el Barça, cuatro puntos por delante...
Algunos llevan toda la temporada sin creer, pero ha habido tantos finales de Liga increíbles...
El Barça también va con la lengua fuera y no sabe cuál será el peaje del partido de Champions.
Qué mala es la euforia, y qué traicionera. Destroza todo lo que toca, te arrastra y te lleva con ella, quieras o no quieras. Y se contagia.
Alcaraz quiere hacer las cosas de otra forma. No es Nadal, no es Djokovic, no intenta imitar su disciplina.
No es la derrota, dolorosa pero digna, sino todo lo que ha conducido hasta ella.
Bebí un trago de café y me acordé del Valladolid, que tiene uno de los trajes más bonitos del mundo y que, quizá por eso, siempre me cayó simpático.
En siete de los diez partidos de Primera, todos los equipos vistieron sus colores habituales.
La propuesta, esto es innegable, es divertidísima para un espectador neutral.
En el Real Madrid, las remontadas son un sistema de creencias tan poderoso como una religión.
Creo en el espíritu licántropo del Real Madrid en algunas noches de primavera.
Página1