Opinión

Bailando con lobos

Este Madrid permite soñar despierto. Sin forofismos y desde la templanza que te otorga lo empírico. Cuando están a ‘full’, los de Xabi no perdonan.

23/08/25 ENTRENAMIENTO REAL MADRID XABI ALONSO GRUPO
JAVIER GANDUL
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
Actualizado a

En 1990 arrasó en taquilla la película Bailando con lobos (Dances with Wolves), dirigida y protagonizada por un joven Kevin Costner. Veo similitudes entre el oscarizado actor californiano, que revolucionó en su día la industria con esta cinta, y nuestro Xabi Alonso. Gente joven, el tolosarra tiene 43 años, y con muchas ganas por implantar un nuevo orden, un estilo diferente, un perfil tan agresivo como seductor. El Madrid ha sido capaz de conquistar 15 Champions con personalidades tan dispares como las de Miguel Muñoz, Jupp Heynckes, Del Bosque, Zidane o el entrañable e irrepetible Carlo Ancelotti. Por eso, Xabi sabe que imitarles es imposible y suicida. Xabi es Xabi. Su estilo está basado en la ocupación de espacios y el despliegue solidario.

Osasuna y Oviedo ya han probado la medicina. Apenas podían pasar del centro del campo. Los carbayones sólo lo lograron en la última media hora, cuando el físico quedó mermado en un equipo que sólo lleva tres semanas de preparación. Pero cuando están a full, los soldados de Xabi son una manada de lobos hambrientos que no perdonan ni el postre. Se lo comen todo. Es una filosofía tan revolucionaria como conocida desde los tiempos del Ajax de los años 70.

Aquí no hay trato preferencial para nadie y si un día le toca a Vini chupar banquillo, sabe que tiene media hora para recuperar esa versión Premium que le acercó al Balón de Oro y a las dos Champions conquistadas con su sello carioca. Este Madrid permite soñar despierto. Sin forofismos y desde la templanza que te otorga lo empírico. Cuando se juega con esa intensidad y ese compromiso colectivo sólo cabe relajarse y disfrutar con el espectáculo. Y más con ese parisino sacado de las Tortugas Ninja, que ahora juega y define con un pincel adosado a sus botas de seda. Allez Kylian!

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