Conclusiones provisionales tras el Mundial

Si el Madrid miraba este Mundial como un fortalecimiento de sus ingresos, el resultado es bueno. No ha alcanzado el máximo, con el que quizá soñó, pero ha hecho una caja de 75 millones que viene a quintuplicar, o así, lo que hubiera conseguido en cuatro o cinco partidos de pretemporada tradicional. Si lo miraba desde el punto de vista del prestigio, ya no es tanto. Cierto que llenó donde jugó y que llegó a semifinales, pero la forma en que cayó una vez alcanzada esa altura fue decepcionante. Rara vez se ve un Madrid tan desmadejado, tan falto de rebeldía, tan inferior al rival. Fue decepcionante.

Y el aficionado está confundido, sin saber a qué atenerse. El Xabi Alonso de los primeros días gustó, el del PSG, con ese 4-3-3 que olió a no atreverse a dejar fuera ni a Gonzalo ni a Mbappé ni a Vinicius, y encajando a Valverde como lateral por una predicada lesión de Trent que nadie vio en el partido anterior, remitió demasiado a los vicios del último y aburrido año de Ancelotti. Más aún si reparamos en la renuencia de Vinicius y Mbappé a esforzarse por ser el primer tapón del equipo, revolviéndose con rapidez cada vez que pierden el balón. Se comportaron de nuevo como dos comodones.

Puede haber disculpa en el cansancio de la larga temporada, pero los del PSG no venían mejor en ese sentido, y pusieron más de todo. Xabi Alonso viene con vitola bien ganada de buen entrenador, pero aún está por ver si tiene la capacidad extra que se necesita en los equipos grandes, con estrellas de máximo nivel convencidas de que los que deben correr son otros. Por lo demás, el campeonato ha señalado una vez más la necesidad de un gran centrocampista, y quizá de otro central ante la brusca caída de Asencio y la dudosa salud de otros. A ver si entre esta caja y la venta de Rodrygo alcanza.

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