El adivino, las remontadas y el Madrid
He ahí una paradoja curiosa que se da en los últimos años en su entorno: cuando más improbable es la gesta, más cercana parece.
Una de mis escenas favoritas de las aventuras de Astérix y Obélix es del cómic ’El adivino‘. César ha ordenado detener a todos los oráculos de la Galia. Cumpliendo sus órdenes, el centurión Caius Noterajus apresa a Prolix, un estafador de poca monta que ha llegado a la aldea gala haciéndose pasar por augur. El detenido explica a los romanos que no tiene ningún poder especial, que es un simple timador, y pide por ello que le liberen. Para comprobar si es o no capaz de prever el futuro, el centurión le muestra dos dados y le pide a Prolix que elija un número. El timador respira aliviado, porque nunca ha tenido suerte en los juegos de azar. “El siete”, responde. El centurión lanza los dados, en los que aparece el número siete y manda apresar a Prolix, que protesta argumentando que si fuera de verdad un adivino habría previsto que iba a salir siete y habría dicho otro número diferente al siete para que no lo apresaran.
Recordé esta escena viendo el Arsenal-Real Madrid. A medida que los goles iban cayendo y la remontada parecía menos factible, era como si algunos hinchas del Madrid creyeran más en ella. He ahí una paradoja curiosa que se da en los últimos años en su entorno: cuando más improbable es la gesta, más cercana parece. Es como si los partidos de vuelta en el Bernabéu necesitaran del ingrediente de un desastre en la ida.
Pero, ¿es posible esta vez? Por lo visto en el Emirates, no. Convendremos que el equipo londinense fue muy superior en el juego y que, si no es por el guardameta blanco, la goleada habría sido mayor. Sin embargo, ¿no es precisamente eso lo que nos decíamos en ocasiones anteriores, que no era posible, que la remontada atentaba contra toda lógica? Precisamente, para que acontezca una auténtica remontada, la probabilidad de que suceda ha de ser mínima. A eso se aferran ahora, paradójicamente, los hinchas blancos y los rivales. Unos y otros creen que el hecho improbable de que el Madrid dé la vuelta al marcador en el Bernabéu es su mayor baza. Como exclamaría Obélix, ¡están locos, estos futboleros!
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