El Mirandés, ese rollito de verano
El lunes Movistar estrenó un reportaje sobre el Mirandés con un título tomado de un grafiti que puede verse en las tapias del camino de Anduva cerca del campo: “Cada partido me vuelvo a enamorar”.

El éxito obtenido por una plantilla con chavales sin experiencia en su mayoría en el fútbol profesional me recuerda una de las muchas frases célebres del mítico entrenador del Liverpool, Bill Shankly: “El socialismo en el que creo es aquel en el que todos trabajan para el mismo objetivo y todos tienen una parte de la recompensa. Así es como veo la vida. Así es como veo el fútbol”. Y así funciona el Mirandés, como una dictadura socialista bajo la férrea mano del presidente y eventualmente de Lisci, bien vestida de buenas maneras y saber estar, algo que pocos entrenadores mantienen y hay ejemplos nada “ejemplares” recientes. Lo que no quita para que proceda con energía y con algún exabrupto genuinamente italiano cuando la situación lo requiere (¡por esas sillas que quitaron los visitantes de la sala de prensa!). Y sin entrar en cromatismos políticos del romano me quedo con su vindicación del fútbol como modelo de vida y su exhortación a vivir el presente, disfrutarlo: propiamente el latino Carpe Diem (aprovecha el momento).
Hablando de momentos hay uno de lo más banal en el documental que reafirma esajoie de vivre, además de gran plasticidad en un plano contrapicado donde se ve desfilar a la cuadrilla arbitral como si de los Beatles se tratara vista a ras de suelo desde el banquillo por los jugadores reservas del Mirandés. El buen rollo es impresionante cuando podría haber caras resignadas por no jugar el partido de vuelta ante el Racing. Ellos ven al “trencilla” como a un trencilla (ahora dicho en el sentido taurino propio del término) ejecutando ante ellos el paseíllo, mientras entre risas añaden; “si algún día pusieran todo lo que rajamos...más de uno”. Tachi casi acierta el resultado 4 a 0 apuesta, “3 a 1 y de calle”, espeta Ale Gorrín, portero del filial, etc. Resultado final 4 a 1 y bailan absolutamente todos la morocha certificando ese estado de felicidad permanente en Anduva. Se envidia de los futbolistas que viven el presente, también a veces lo sufren con la misma ferocidad.
Pero el presente es la manera de estar en el fútbol profesional del Mirandés. Presente, modo de indicativo, un modo de ver la realidad tal como es y disfrutar del fútbol como de una noche de verano, sabiendo que no te puedes enamorar de los jugadores (confesión del presidente a Relaño), que son aves de paso con los que conviene una relación corta y no contratos largos, a los pobres no les da para casarse (la institución matrimonial no era muy usada por la gente llana del pueblo en la Antigüedad). Pero que nos quiten lo bailao. Vendrán nuevas canciones con romances renovados en las noches de Anduva. Ya saben, cada partido me vuelvo a enamorar. Enjoy!
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