La derrota útil
Todo equipo que quiera crecer necesita su bautismo de fuego, su rito de paso...
Fue Valdano quien acuñó el concepto de derrota útil tras una eliminación copera cuando entrenaba al Valencia. Es una expresión que, de primeras, podría sonar a medio camino entre el oxímoron y la excusa. Un refugio retórico. “No es un suspenso, es una derrota útil”. Pero, con tiempo y perspectiva, uno descubre que hay derrotas puntuales que dejan lecciones importantes. Al fin y al cabo, siempre se ha dicho que la comedia no es más que tragedia más tiempo. ¿Y qué es, en el Real Madrid, cada derrota sino una gran tragedia rusa?
El nuevo Madrid de Xabi Alonso salió desorientado y a trompicones del Mundial de Clubes tras el 4-0 del PSG, como si una ola lo hubiera engullido y luego escupido de nuevo a la orilla. Esperable e inevitable a partes iguales. Y, por qué no decirlo, quizá hasta conveniente. Porque ganar a este PSG, campeón de casi todo, habría sido una alegría cortoplacista y, tal vez, un tranquilizante peligroso. Un espejismo. Ahora mismo están en momentos muy distintos.
Todo equipo que quiera crecer necesita su bautismo de fuego. Su cicatriz inaugural. Su rito de paso. Su derrota útil.
Le pasó al Madrid de Mourinho con aquel doloroso 5-0 en el Camp Nou del que se extrajeron valiosas lecciones tácticas que luego sirvieron para poder doblegar al equipo de Guardiola. Ocurrió también con las tres caídas seguidas en semifinales de Champions las cuales endurecieron el carácter del Madrid, sentando las bases del grupo que sería después seis veces campeón de Europa en diez años. El Manchester City, tras sufrir aquella eliminación increíble en el descuento en el Bernabéu, arrasó al Real Madrid al año siguiente por puro deseo de revancha. Así lo confesaron muchos de sus jugadores. A veces no existe mejor incentivo que una buena derrota. En todas las disciplinas del deporte muchas de las dinastías están construidas sobre los cimientos de derrotas fundacionales.
A Xabi Alonso le puede llegar a ser de más utilidad a largo plazo esta caída que tal vez una victoria pírrica sobre un PSG agotado que tan solo habría disparado las expectativas y disimulado las carencias. Ha hecho inventario contra uno de los rivales a batir y ha comprobado qué le hace falta al equipo cuando se le bajan los plomos y llega el apagón general. Ha visto las grietas de la escultura.
“Es difícil perder. Siempre lo es. Pero me hace mejorar”, dijo ayer Alcaraz nada más caer en Wimbledon ante Sinner. El tropiezo, si se entiende, es un maestro que cobra caro, pero enseña bien.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de .
¿Buscas licenciar contenido? Haz clic
Rellene su nombre y apellidos para comentar