Opinión

La mejor revancha de Doncic

Hay que reconocer que la herida se cura antes si el traspaso te conduce “al mejor equipo del mundo”. En una franquicia como Los Angeles Lakers, solo se puede pensar en una cosa: el anillo.

Luka Doncic, durante su presentanción con Los Angeles Lakers.
PATRICK T. FALLON | AFP
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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Luka Doncic se presentó este martes como nuevo jugador de los Lakers, todavía escocido por su sorprendente salida de los Mavericks, pero cada vez más mentalizado de las bonanzas del cambio y del universo infinito que se abre en Los Ángeles. El esloveno repitió en la rueda de prensa la misma frase con la que se despidió de Dallas: “Creía que iba a estar toda mi carrera allí”. Un pesar que hurga, un poco más, en el profundo dolor que sintió cuando se le comunicó la noticia. Herido en su orgullo, y en sus planes de futuro, afronta a la fuerza un giro de guion inesperado. Hace sólo ocho meses, los Mavs luchaban por el título de la NBA. Por esas fechas todos veíamos a Doncic replicando la historia gloriosa que protagonizó Dirk Nowitzki en la misma franquicia, con el colofón del anillo en 2011. Todos le sentíamos destinado a repetir la historia. Antes o después. Seguramente, también él. Nowitzki tardó siete años en llevar a Dallas a la final y trece en levantar el Trofeo Larry O’Brien. Doncic logró lo primero en su sexta temporada. Estaba en los tiempos.

Con el precedente del subcampeonato, todavía vigente, y con sus 25 años, hay que estar muy seguros de la veracidad de sus problemas físicos, que quizá sí existen, aunque Luka los desmiente, para sacar a una estrella de su calibre por la puerta de atrás. Esa ha sido la apuesta de Nico Harrison, el manáger general de Dallas, y ese es el listón que deja el genial base. A ver si lo supera. Tres días después de la bomba, Doncic pasa página. No le queda otra. Y hay que admitir que la herida se cura antes si el traspaso te conduce “al mejor equipo del mundo”. En Europa ya jugó en el club más laureado, el Real Madrid. Y ahora lo hará en su equivalente en Estados Unidos, con permiso de los Boston Celtics. En una franquicia tan emblemática, solo se puede pensar en una cosa: “Hay que ganar el título”. Luka lo tiene claro. No hay mejor revancha.

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