Mbappé, un 10 con galones
Florentino no persiguió durante años al delantero francés para meter goles medio intrascendentes en partidos perdidos de Liga.
Llegó tímido a un vestuario campeón, sin querer romper el equilibrio de jugadores que lo habían ganado todo, y eso le perjudicó inicialmente en su rendimiento. Mbappé no quería molestar y su fútbol, acostumbrado a brillar siempre como cabeza de cartel, se vio afectado. Aun así, va tan sobrado de calidad que se ha hinchado a meter goles, pero en el Madrid los premios individuales son papel mojado si no vienen acompañados de títulos colectivos.
Florentino no persiguió durante años al delantero francés para meter goles medio intrascendentes en partidos perdidos de Liga, se volcó en su fichaje para reventarla en los grandes choques y hacer que siga creciendo la leyenda del club más importante del mundo. Ese es el reto para Mbappé esta temporada. Los responsables de la entidad tienen claro que el proyecto debe girar sobre su calidad y liderazgo y al galo le toca responder sobre el terreno de juego. El cambio de dorsal es un mensaje más para que el jugador sea consciente de la responsabilidad que tiene que asumir en un año en el que el aficionado madridista le va a examinar con lupa.
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Está en la obligación de demostrar hambre tanto dentro como fuera del tapete para convertirse definitivamente en ídolo de un Bernabéu que todavía espera su versión más espectacular. En un año con algún problema de adaptación y sin demasiada colaboración de sus compañeros de ataque, ha sido capaz de ganar la Bota de Oro, pero ahora le ha llegado el momento de ponerse al frente del pelotón de Xabi Alonso para recuperar parte del prestigio que el equipo se dejó la pasada campaña por el camino. Ese tiene que ser el reto del nuevo 10 del Madrid.
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