Me pone el Grupo de la Muerte


Cuanto más empinada es la montaña, mayor es el mérito de alcanzar la cima. Si el Real Madrid es el rey de esta competición en todos sus formatos (seis títulos de la Copa de Europa y nueve de la Champions) es porque nunca puso excusas con el calendario y asumió que para ser campeón hay que torear en las plazas de mayor alcurnia. En este sistema de liguilla a 8, con cuatro partidos en nuestro Bernabéu y cuatro fuera (incluido un viaje interminable a sólo 400 kilómetros de China), resulta que el equipo de Xabi Alonso se va a medir a cinco campeones de Europa (City, Juventus, Liverpool, Marsella y Benfica). Y fuera de casa una salida a Anfield.
Al madridismo estas cosas le estimulan. Así es como se fabricaron las grandes noches europeas de los años 80 y con la 14 y la 15, con esas remontadas mágicas ante rivales que arrasaban como favoritos en las casas de apuestas. Será morboso recibir de nuevo al City de Guardiola y Haaland, repetir con la Juve las finales felices de Ámsterdam (1998) y Cardiff (2017), recibir al Marsella con Zidane (nació allí) en el Palco del Bernabéu o demostrar al Liverpool de los 330 millones gastados en verano que el dueño de las 15 Orejonas no teme a nada ni a nadie.
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