Xabi Alonso lo ha dejado claro ya unas cuantas veces, tanto con sus decisiones como en las ruedas de prensa: su prioridad es que el equipo encuentre la mejor forma de jugar, que la plantilla asimile el nuevo estilo, que lo colectivo esté por encima de las individualidades. El entrenador tiene una idea y un objetivo general y lo ha demostrado con sus planteamientos. Ahora tendrán los jugadores que adaptarse a esos principios, y no al revés.

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Probar y equivocarse

Pongamos el ejemplo de Rodrygo, que no tiene sitio en la derecha. Alonso cree que la manera de conseguir el equilibrio es el 3-5-2 y le han ido bien las primeras pruebas, por lo que el brasileño ha pasado a convertirse en un futbolista completamente prescindible que va a estar en el mercado en cuanto termine el Mundial de Clubes.

El caso completamente diferente es el de Gonzalo, que se ha acoplado perfectamente a lo que le ha pedido el entrenador para jugar de delantero. El chico se mezcla entre líneas, sale a recibir, toca de espaldas, tira desmarques, se mueve en busca del remate en el área y lo deja todo en la presión. Su juego beneficia al colectivo y eso es casi más importante que los tres goles. Ahora llega el momento de que Mbappé haga lo mismo, se adapte al nuevo sistema y demuestre que puede seguir goleando mientras hace fuerte al grupo. Xabi Alonso le ha mostrado el camino, primero el colectivo.