Sofocón de Alcaraz

La defensa del título comenzó para Carlos Alcaraz con un buen sofocón, en un debut envenenado, que se fue envenenando más con el paso del juego, hasta alcanzar las cuatro horas y 35 minutos, en cinco ardientes sets. Enfrente tenía a un perro viejo, Fabio Fognini, que se despidió del Grand Slam sobre hierba con una actuación memorable a sus 38 años, que llevó al doble campeón de Wimbledon a exprimirse hasta la última gota. Fue un gran homenaje al tenis, y un bello adiós para Fognini, un jugador con una clase rebosante, con un talento especial, que no ha podido explotar más durante su carrera por su tremenda irregularidad. La sincera ovación de la Catedral fue el mejor reconocimiento para el italiano.

Es tradición en el All England Club honrar al campeón con la apertura de la Central en el primer día de competición, pero normalmente suele ser un partido sencillo, ante un jugador con bastante peor ranking. Nada que ver con la maratón de este estreno, más parecida a una final de un grande que a un debut. Más allá de la épica del lance, ¿cómo puede interpretarse este duro comienzo para Carlitos? En principio, no debería ser síntoma de preocupación. El año pasado también tuvo un exigente choque a cinco mangas ante Frances Tiafoe en su camino a su segunda corona, si bien entonces ocurrió en tercera ronda. Los Grand Slams son una montaña rusa de juego y de emociones, un torneo largo donde hay que estar preparado para superar obstáculos con sufrimiento. Otra cosa sería que estos calentones se convirtieran en un hábito, sobre todo por la acumulación de cansancio. Incluso así, hay que recordar que Alcaraz ganó el US Open 2022, su primer grande, después de tres duelos consecutivos a cinco sets. El murciano es capaz de todo. Pero mejor con menos sobresaltos. No son buenos con tanto calor.

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