Opinión

Un voto de confianza para Deco y Flick

Nuestro club nos parece siempre el mejor destino posible para cualquiera...

Flick junto a los máximos responsables deportivos del Barcelona. Laporta, Yuste, Deco y Bojan
FCB
Rafa Cabeleira
Actualizado a

Nico Williams decidió quedarse en el Athletic, una decisión que tiene toda la lógica del mundo si uno atiende a las circunstancias del futbolista más que a las suyas propias. A mí me lo van a decir, que habría dado una mano y parte de la otra por verlo vestido de azulgrana y padreando con Lamine, Pedri o Alejandro Balde. Nuestro club, al que bancamos sin mayor razonamiento que el de los rincones de la infancia, nos parece siempre el mejor destino posible para cualquiera, pero a veces conviene recordar que no estamos solos en el mundo, que el destino tiene más caminos que el recto y que para un futbolista como el navarro tiene tanto o más sentido quedarse en casa que buscarse una nueva.

Su renuncia, pues todo hace sospechar que hubo un momento en el que todo, o casi todo, estuvo acordado, obliga al Barça a retomar otras operaciones que no terminan de convencer a la hinchada por motivos diversos. Del colombiano Luis Díaz escaman su precio, su edad —a un culé de 55 años se le antoja mayor un chaval de 27, jeje— y su comportamiento en los últimos días. No son pocos los que le han puesto la cruz por dejarse ver con unos instagramers mientras su club despedía a Diogo Jota, un gesto de difícil comprensión, pero del que no convendría sacar excesivas conclusiones: nada hay más personal que el duelo y los tiempos de imponer el luto a las viudas forman parte del pasado.

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La segunda opción, más económica, también más arriesgada, es la de Marcus Rashford, jugador trastabillado por las expectativas que despertó en sus inicios y por un club, el United, donde no brillarían ni los zapatos de un italiano. Su caso podría recordar al de tantos jugadores de la plantilla azulgrana A. F. (antes de Flick), sospechosos habituales para una afición que los veía demacrarse partido tras partido hasta que apareció el alemán con su kit de maquillaje. Dudar es tan humano como errar, pero tampoco se acaba el mundo por dar un voto de confianza al tándem que forman Deco y Herr Hansi. Algo sabrán de lo suyo, digo yo. O, al menos, más que yo de lo nuestro.

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