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Escándalo en Wimbledon: “¡Me habéis robado el juego!”

Una bola que se fue claramente fuera no fue cantada como tal por un error del sistema electrónico y perjudicó a Pavlyuchenkova, que finalmente pudo ganar a Kartal. Sabalenka, en cuartos.

Escándalo en Wimbledon: “¡Me habéis robado el juego!”
Nacho Albarrán
Nació en Madrid en 1972. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense. Entró en AS en 1996 para documentar partidos de fútbol y estuvo en Cierre antes de encargarse, durante cinco años, de la delegación de Asturias. Después formó parte del equipo de Ediciones y fue redactor de Baloncesto. Desde 2017 se ocupa del tenis día y noche.
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En el primer año en el que Wimbledon no utiliza jueces de línea y se guía por la tecnología, la polémica está más que servida. El Grand Slam londinense prescindió del ojo humano para determinar las bolas que se iban fuera y apostó por el sistema electrónico de canto de líneas (ELC, por sus siglas en inglés), el cual está en el ojo del huracán durante esta primera semana de torneo. Voces relevantes como la de Jack Draper o Emma Raducanu se pronunciaron estos días y mostraron dudas sobre la efectividad del ELC, y la polémica se avivó a lo grande este domingo tras un dantesco error del sistema en el duelo de octavos de final entre Anastasia Pavlyuchenkova y Sonay Kartal.

Con un ajustado 4-4 en el primer set, la rusa estaba a tan solo un punto de ganar el juego, y la británica mandó un revés que se fue largo. A simple vista se pudo apreciar que había botado fuera, pero el ELC no lo cantó como tal porque no funcionaba en ese instante. En lugar de que, a pesar de ello, el punto fuese para Pavlyuchenkova, la decisión del juez de silla fue la de repetir el punto: se lo llevó Kartal, que acabó rompiendo el servicio de su rival y sacó para ganar el set (tuvo una bola de parcial). “¡Me habéis robado el juego", dijo visiblemente enfadada la número 50 del ranking WTA, que pudo anotarse el contrabreak y, por suerte para ella, no tuvo que lamentar daños mayores: ganó el partido por 7-6 (3) y 6-4 en 2h03 para avanzar a cuartos de final, en los que se medirá con Linda Noskova o Amanda Anisimova.

Este grosero error tecnológico volvió a poner en el disparadero al ELC, que ya se llevó críticas en los pasados días. “No creo que sea 100% precisa. Un par de bolas dejaron marcas en la pista. Si hubiera sido mala no habría habido cal en ellas. Supongo que no puede ser 100% efectivo, porque a veces es cuestión de milímetros”, dijo Jack Draper, cuarto del ranking ATP, después de ser eliminado por Marin Cilic. “Estoy segura de que hubo una pelota que dieron por buena y que fue mala. Es decepcionante que en el torneo haya decisiones que sean incorrectas, pero en la mayor parte de los puntos va bien. En mis partidos ha habido algunas que han sido fallos por mucho, así que espero que eso lo solucionen”, añadió Emma Raducanu tras ser abatida por Aryna Sabalenka.

El ELC no permite, como en el pasado, que haya revisiones (antes se usaba el ojo de halcón), aunque los tenistas pueden solicitar ver en la pantalla la imagen de botes ajustados. Wimbledon ha sido uno de los últimos torneos en adaptar este sistema, y eso provocó que en las primeras jornadas hubiese manifestaciones en las puertas del All England Club de jueces de línea bajo el lema “no queremos que los robots sustituyan a las personas”. En el pasado Roland Garros sí que hubo jueces de línea, aunque para 2026 el torneo parisino también abrazará la tecnología.

Poco después de esta polémica, una de las protagonistas, Sonay Kartal, habló de ello en rueda de prensa. "Esa situación es rara. No creo que haya sucedido nunca, si es que ha sucedido. ¿Qué se le va a hacer? El árbitro está haciendo todo lo posible en esa situación. Creo que lo manejó bien. Creo que el sistema simplemente falló un poco y creo que lo más justo fue lo que hizo: repetir el punto. Obviamente, creo que fue un poco de mala suerte", dijo la británica, que tiró balones fuera. “Es una pena para mí, soy bastante baja. Así que donde está la cinta de la red, muchas veces pierdo la visión, así que no puedo ver más allá de la línea de fondo. Pero desde donde estaba, no podía ver. Desde mi punto, sentí que el revés fue limpio. Quizás tenga que ver la repetición. Mi visión estaba un poco cegada. Cuando terminó el punto, no sabía realmente qué era... Pensé que quizás era un let o algo que entró en la pista. No podía ver”.

“Simplemente diría que odio Wimbledon y no volvería jamás. Diría que odio la hierba y Wimbledon”, comentó con ironía Pavlyuchenkova en rueda de prensa sobre qué habría sucedido si ese punto le hubiese costado más caro. “Creo que también es difícil para él. Probablemente tenía miedo de tomar una decisión tan importante. Pero creo que deberían. Para eso están, sentados en la silla. Por eso tenemos un juez de silla. Si no, creo que pronto jugaremos sin ellos. Entonces todo será automático. Creo que estamos perdiendo un poco el encanto de tener recogepelotas humanos... como, durante la COVID, cuando no teníamos recogepelotas. Se vuelve un poco extraño, como si fuera un robot. Sin embargo, son muy buenos imponiendo multas e infracciones del código. Esto sí que lo notan. Siempre, por pequeño que sea, están ahí para actuar. Preferiría que revisaran las líneas y marcaran mejor los errores”, criticó después la de Samara.

Sabalenka avanza a cuartos y Siegemund apaga a Sierra

En el resto de la jornada femenina, la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, reivindicó su condición de principal favorita y ya está en cuartos de final sin haber cedido un solo set. La bielorrusa esta vez se deshizo de una más que digna Elise Mertens, 23ª mundial y que plantó cara antes de sucumbir por 6-4 y 7-6 (4) en 1h37. Sabalenka, que alcanza los cuartos de final de Wimbledon por tercera vez, presenta un magnífico 16-2 en Grand Slams este año, y suma ya 14 tie-breaks ganados de forma consecutiva. “Con su apoyo, chicos, todo es posible. Es un torneo precioso. Siempre soñé con ganarlo”, dijo Aryna.

La próxima rival de Sabalenka será la sorprendente alemana Laura Siegemund, 104ª del mundo y que, a los 37 años y 118 días, se convirtió en la mujer de mayor edad en la Open Era (desde 1968) que alcanza la antepenúltima ronda de Wimbledon. Logró este hito Siegemund batiendo a otra tenista que había hecho historia, la argentina Solana Sierra, 101ª del ranking, que era la primera lucky loser que llegaba a octavos de Wimbledon. Venció la alemana por 6-3 y 6-2 en 1h23 de un partido que fue interrumpido por la lluvia.

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