Tenis | US Open

Peso, tensión, grip de las raquetas... ¿quién lo decide?

Bouzas, Bucsa, Alcaraz, Davidovich y Munar lo cuentan en AS. La mayoría de los tenistas controlan los ‘reglajes’.

Carlos Alcaraz mira su raqueta durante su partido contra Reilly Opelka en el US Open.
ELSA
Nacho Albarrán
Nació en Madrid en 1972. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense. Entró en AS en 1996 para documentar partidos de fútbol y estuvo en Cierre antes de encargarse, durante cinco años, de la delegación de Asturias. Después formó parte del equipo de Ediciones y fue redactor de Baloncesto. Desde 2017 se ocupa del tenis día y noche.
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Sin raquetas, no habría tenis. Por eso los tenistas, pese a que en ocasiones paguen su frustración con ellas, cuidan los detalles de su instrumento de trabajo para tener las mejores sensaciones posibles con ella dentro de la pista. Aunque, en algunos casos, no son ellos los que deciden todos los reglajes. Es el caso de Jessica Bouzas, uno de los cinco exponentes de la Armada española que cuenta su experiencia al respecto en AS en el US Open. “Excepto el grip (el revestimiento que cubre el mango para mejorar el agarre), que es algo más mío, todo lo demás lo lleva mi entrenador (Roberto Ortega). Yo soy muy simple, no me gusta saber la tensión (la fuerza con la que se estiran las cuerdas en el marco). El peso (de la raqueta) sí que lo sé, y se fue regulando un poco. En la pretemporada se ajusta. Me fío y voy por sensaciones, no me vuelvo loca con eso”.

Cristina Bucsa es como su compañera Bouzas. “Se encarga de todo mi padre (que también es su preparador), aunque me pregunta cómo siento esta raqueta, cómo siento la otra, y hace varios cambios. Pero él controla todo y yo confío en él”, reconoce la cántabra.

Carlos Alcaraz es de los que prefiere controlar la configuración. “Todo lo elijo yo. El peso, el puño (mango) más grande o más pequeño, si quiero sentir más las estrías del grip, si no… El tema del peso, del cordaje, todo eso es según el estilo del jugador y de cómo se siente. Pero más allá de eso, yo no estoy obsesionado con la raqueta. Si me cambian un gramo de tensión no lo noto, no le doy mucha importancia”. En esa misma línea está Alejandro Davidovich. “Manías no tengo. Llevo jugando con la misma desde que estoy con Head. Los cordajes han cambiado, pero todo lo demás sigue igual. Se decidió en su día y con ese peso me va muy bien, estoy contento. Y, por ahora, no veo que haya que hacer ningún cambio”, explica el malagueño.

El indio y el arco

Jaume Munar también toma las decisiones y aporta una reflexión interesante. “Eso es totalmente mío. Yo había hecho la raqueta a molde para suplir mis deficiencias tenísticas. Y en estos últimos años he hecho todo lo contrario. He empezado a quitar peso para ganar manejabilidad. Y, sobre todo, para, con mi técnica, hacer lo que tenga que hacer y no que la raqueta tenga que suplir lo que yo no tengo. Soy muy poco maniático. Tengo raquetas muy gastadas y la gente me dice, ‘¡ah, pero sigues jugando con ellas!’. Creo que el indio pesa mucho más que el arco”.

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Un ejemplo famoso de la influencia que puede tener un cambio en la raqueta es del Roger Federer en 2017, cuando le encargó a Wilson un modelo con una cabeza más grande y un marco más grueso para ganar potencia. Aquella temporada triunfó en Australia y en Wimbledon. Un caso más reciente es el de Madison Keys, que abandonó la marca que utilizaba el suizo y la cambió por una Yonex, que le daba más seguridad sin sacrificar la potencia. Nada más estrenarla, a principios de 2025, ganó en Adelaida y levantó su primer título de Grand Slam, en Melbourne.

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