De la Puente: “Ganar en la pista donde vi a Nadal y empezó todo, es la mejor sensación posible”
El gallego, campeón de dobles en silla, atiende a los medios españoles después de su triunfo junto al neerlandés Spaargaren.


Con una sonrisa de oreja a oreja y la mano derecha encallecida por todos los días de esfuerzo empuñando raquetas, Martín de la Puente atiende a EFE, El País y AS después de proclamarse campeón del torneo de dobles en silla de Wimbledon. Entra en la sala con su compañero de equipo, el neerlandés Ruben Spaargaren, que agradece mucho la felicitación de los periodistas españoles. Es un chico risueño, que se emocionó tanto o más que el gallego de 26 años, nacido en Barcelona pero criado en Vigo, que ya sabía lo que era ganar un Grand Slam, porque lo hizo en el US Open 2022, con el francés Nicolas Peifer. Además, fue bronce olímpico con Daniel Caverzaschi en los Juegos de París 2024.
¿Sabe mejor este título que el de Nueva York?
Este es muchísimo mejor. Ganar a alguien en su casa siempre es la mejor sensación que se puede tener. Y para nosotros también es algo muy especial poder jugar en este tipo de pistas, en este tipo de eventos. Quieras o no, el deporte paralímpico muchas veces necesita de estos empujoncitos, estar en estas pistas con esta gente. Yo creo que fue un partido muy bueno, la gente lo disfrutó. Y así, al fin y al cabo, gana el deporte paralímpico, que se da a conocer. Que haya gente con discapacidad en casa que lo vea por la tele y entienda que realmente se puede hacer deporte profesional y reorientar tu vida. Quizás este título, junto con la medalla de bronce contra los franceses en París, está muy por encima de todo.
¿Qué le dijo Ruben? Porque se le vio muy emocionado al final. Parecía que no se lo creía.
¿Pensamientos tras el punto de partido? ¿Te acuerdas de lo que me dijiste en el abrazo cuando lo hicimos? (le pregunta Martín a su compañero, que contesta) No, no lo recuerdo. Creo que dije que te quería (risas antes de que continúe De la Puente). Fue un partido duro e intenso, pero supimos tener la personalidad para mantenernos sólidos e ir a buscarlo cuando teníamos que ir. Y al final se pasó.
“Quiero estar en lo más alto y tengo claro que voy a llegar”
Ambición
A usted cada vez se le ve más cerca en individuales, progresando, compitiendo un poquito más…
Sí, estamos en el camino, eso es lo importante: sentirse competitivo. Los rivales también hacen méritos para ganar. El chico japonés (Tokito Oda) es muy, muy, muy bueno. Tiene mucha facilidad para golpear rápido la pelota. Con la silla, muchas veces es difícil llegar a las pelotas rápidas y esquinadas, obviamente. Pero yo creo que estamos ahí, en la lucha. Para perder unas semifinales hay que estar ahí. A mí me encantaría ganar todos los partidos, voy a trabajar todo lo que haga falta, para tener, quizás, un poquito más de valentía en algunos puntos de los partidos. Contra Hewett, que venía comiéndome una paliza bárbara del 6-0-1-0, me puse cinco iguales y me tensé un poquito más de la cuenta. Por eso se me fue el partido, cuando podía haber dado un pasito adelante. Y son esos partidos, con los mejores, en los que se aprende más y cómo se llega a donde queremos estar, que es en lo más alto. Y yo tengo claro que va a llegar.
¿Qué significaba para usted Wimbledon?
Cuando era pequeño y me amputaron el pie izquierdo, mis padres organizaron un viaje aquí a Wimbledon y fuimos a la Court One (Pista Uno). Jugó primero Novak (Djokovic) y después, Rafa (Nadal). Día de tenis en familia. Yo estaba con la silla de ruedas, aunque no conocía el tenis en silla, y había acabado el día. Había ganado Rafa su partido, y mis padres dijeron, ‘vamos a esperar aquí en la puerta’. Y de repente apareció y pues pudimos charlar un poquito con él. Para mí fue como una sensación de incredulidad, como de sentir la magia del sitio. Estaba recién operado, no podía caminar. Venir, ver los partidos y estar cerca de alguien que me ha inspirado tanto de pequeño, hizo que fuese aún más especial, que ahora sea más aún especial el jugar en la Pista 1, que fue donde vi por primera vez a Nadal. Te das cuenta de las vueltas que da la vida. De no saber qué vas a hacer con tu vida cuando te deja de hostigar una enfermedad, a estar compitiendo en la pista donde viste a Rafa, y donde, quizás, empezó todo. Ganar allí es la mejor sensación que se puede tener.
¿Cómo es Martín para usted? (pregunta para Spaargaren)
Él ya tuvo la experiencia de ganar un Slam y una medalla en los Juegos Olímpicos. Para mí fue una nueva experiencia. Martín es muy, como de la manera española ‘Vamos, vamos, vamos, vamos…’. Intenta llevarme a su ritmo, a su energía. Incluso si, a veces, perdemos un punto, él no se siente bien o yo no me siento bien, siempre está ahí para empujarme. Es muy agradable tener esta energía junto a ti y nos hace jugar muy bien.
“Cuando las cosas van mal, es ahí cuando hay que apretar los dientes y echarle un par de pelotas a la vida”
Superación
¿Y para usted Ruben?
Nos conocemos desde que jugamos en júniors juntos. Hemos jugado muchos partidos y es un gran compañero y también amigo. Es mi amigo de la infancia y por eso ganar el dobles juntos ahora lo hace que más especial aún. Muchas veces sí que tenemos mentalidades diferentes. Él es más calmado, tiende más a concentrarse para sí mismo. Yo sí que soy un poco más culo inquieto, intento estar siempre dándole, dándole, dándole manija para que no se nos vayan las cosas, para que podamos luchar constantemente. Porque la silla, lo que tiene, más en la hierba, es que se te queda parada. Entonces, que no quede por falta de energía, que no sea por falta de predisposición. Si perdemos, que nos ganen, pero que no sea con la sensación de estar en el vestuario y decir, ‘si hubiese estado un poquito más vivo, si lo hubiese intentado más fuerte’. Eso hay que descartarlo. Ganamos, perdimos, pero nos dejamos todo en la pista y ellos fueron mejores. Habrá que aprender. Así veo yo el deporte y es lo que intento inculcarle a él. Intentamos combinar esas personalidades para tener la mente fría, pero también el corazón y el cuerpo caliente.
¿Qué significa ese 30 que tiene tatuado en el brazo derecho?
También tengo a mis hermanos en el tobillo. Ese lo llevo por otra persona que también es muy especial para mí. No soy muy fan, me gustan los tatuajes, pero bueno. Vas recordando cosas. Yo, de pequeño, he tenido un entorno que me ha ayudado a sobrepasar muchas cosas personales con la discapacidad. Cuando eres pequeño te replanteas muchas cosas. Yo, con 10 años, tenía 14 operaciones encima y un pie menos. Entonces me veía en el espejo y veía a mi familia, a mis hermanos, y me daba cuenta de que era diferente. Y claro, a esas edades, te importa mucho lo que dicen los demás, te fijas mucho en el qué dirán. Y, quieras o no, el haber sabido encaminarme, jugar mis cartas en esta vida o aceptar que no es malo ser diferente, por lo contrario, que es bueno destacarse, que te vean, es algo importante. Ha habido muchas experiencias en mi vida que me han ayudado y quiero acordarme de todos esos que me han empujado en los momentos duros. Porque yo estoy aquí, sin duda, gracias a toda la gente que en su día, cuando vio que estaba en el hospital cada dos por tres, me esperaba diciendo que yo, hiciese lo que quisiese, lo iba a conseguir. Y eso, el que hayan creído en mí, cuando ni yo era capaz de verlo, es lo que realmente tiene mérito. Cuando va todo bien, es muy fácil creerse el mejor de todos. Cuando las cosas van mal, es ahí cuando hay que apretar los dientes y echarle un par de pelotas a la vida.
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