Ana Molina, dermatóloga, explica el error que muchos españoles cometemos tomando el sol: “Vuelta y vuelta como un carabinero”
La médica y divulgadora desmontó en ‘Mi Latido de Más’, el pódcast de Anne Igartiburu, una errónea y asentada costumbre española.


El verano tiene su ciencia, sus efectos secundarios, sus riesgos y sus maravillas. Todo viene a reunirse en un estío que los expertos llenan de serias y sabias advertencias, como la que ha ocupado uno de los últimos episodios de ‘Mi Latido de Más’, pódcast presentado por Anne Igartiburu que tiene por contenido “todo lo que tenga que ver con el Desarrollo Humano y el Autoconocimiento para vivir en plenitud y coherencia a través del coaching, la psicología, la inteligencia emocional, la programación neurolingüística y diferentes disciplinas y metodologías”.
A este templo acudió la médica especialista en dermatología, tricología y estética Ana Molina, quien también se desempeña como profesora en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y que cuenta con un canal de Youtube de divulgación en el que acumula cerca de 170.000 seguidores. Junto a la mítica presentadora de televisión, Molina trató de arrojar algo de luz sobre un mito ampliamente aceptado en la sociedad: el relativo a la vitamina D y tomar el sol.
“Ningún dermatólogo te va a decir que no tomes el sol, de hecho yo creo que probablemente tomo más sol que mucha de la gente que nos está escuchando”, inició, contundente, asegurando que no se trata de “tomar o no el sol, sino de cómo lo tomamos”. En su caso, dice, “todos los días me da un poquito el sol; diez o quince minutos en invierno, que ya me cuesta salir remangada o con la piel expuesta, y luego en verano”. Es decir, hay una progresión en este acto, que es justo lo que carece en muchos otros casos.
Desmontando una costumbre española
Va a la raíz del problema y, para mostrarlo, lo arranca de raíz. “Lo que no hago es como hace mucha gente que no mete un rayo de sol en todo el invierno porque, claro, hace frío, cuello vuelto, me voy de casa al coche y a la oficina... Y que luego llega el verano y, pues bueno, vuelta y vuelta como un carabinero, me quemo y la gente se cree que va a acumular vitamina D en verano para todo el año”, critica, confeccionando un feroz pero realista cuadro de una costumbre generalizada en España que, después, derrumba de un plumazo: “Y no funciona así”.
Según explica, el 90% de la síntesis de la vitamina D se produce en la piel y en torno al 10%, se recibe de los alimentos. Esto convierte a la práctica de tomar el sol en algo necesario que, por otro lado, debe realizarse con cuidado. Recordando una frase de la periodista Cristina Mitre, Molina asume que “la cara no es negociable, amiga” y, pudiendo sintetizar esta vitamina a través de otras zonas del cuerpo que se vean menos, llama a hacerlo desde otros puntos, como los antebrazos. Al final reside, como adelantaba, en el cómo y no en el qué.
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