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El cambio físico de Anthony Hopkins para darlo todo con 87 años: “No tomo comida basura”

El mítico actor galés que dio vida a Hannibal Lecter ha contado en varias ocasiones que no come azúcar y que toca el piano muy a menudo.

El cambio físico de Anthony Hopkins para darlo todo con 87 años: “No tomo comida basura”
Daniel Pérez G.
Nació en Madrid en 1998. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la UC3M. Entró en Diario iccwin247.como becario de Actualidad en 2020, aunque también ha pasado por las secciones de Directos y Más Deporte cubriendo algún evento de ajedrez. Desde agosto de 2022 escribe en Tikitakas.
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A sus 87 años, Anthony Hopkins está en la flor de la vida. Vale que no tiene la vitalidad de un chaval de 30 años, pero sí podría decirse que pocos llevan una edad tan avanzada con el estado físico que él lo hace. No hay más que echar un ojo a su cuenta de Instagram para verle disfrutando de paseos, paisajes e incluso de bailes de salón.

Un claro ejemplo de su buen estado de salud es que todavía sigue en activo. A sus espaldas, una carrera que va camino de los sesenta años, pues no debutó en el cine hasta 1968 con ‘El león en invierno’. Su último papel fue en la serie ‘Those About to Die’, dando vida ni más ni menos que al emperador Vespasiano. Por el camino, célebres trabajos como el de Hannibal Lecter en ‘El silencio de los corderos’.

En varias entrevistas, Hopkins ha relatado qué es lo que le hace permanecer tan bien a su edad. Y es que su vida no siempre fue como la actual. Durante años, el galés tuvo problemas con el alcohol. “Estoy en proceso de recuperación”, confesó el día que cumplía 47 años sobrio. “Cuando vuelvo la vista atrás no puedo sentirme orgulloso, hice daño a muchas personas. Era un borracho absoluto”, agregó.

Además de trabajar, una faceta que “le mantiene vivo”, la dieta también es importante. “No tomo comida basura, aunque me gustan las cosas dulces, pero he dejado de tomarlas hace un par de años. Ya ni siquiera tomo miel. Me siento más saludable y más despierto”, expuso. En esto último juega un papel importante que no trasnocha en absoluto: “Me acuesto temprano”.

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Y, lo más llamativo de todo, son las horas que pasa en su día a día sentado al piano. “Hago ejercicios de Bach y Chopin. No importa si toco bien o no. Practico una y otra vez para mantener la coordinación de mis brazos, mis manos y mis dedos. También hago pruebas de memoria. Memorizo listas de 450 a 500 palabras en secuencia y las relaciono con imágenes mentales para que fluyan”, zanjó.

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