El duro relato de Marianne Sandberg, madre de Joaquín Prat, sobre las adicciones de su hijo Federico
La viuda del presentador Joaquín Prat estuvo en ‘Y ahora Sonsoles’ con motivo del aniversario del fallecimiento de su marido, hace ya treinta años.


Marianne Sandberg, la azafata de avión por la que el fallecido presentador Joaquín Prat dejó a su esposa y con la que se casó en 1984 y tuvo cuatro hijos más (a los dos de su anterior matrimonio, se sumaron Joaquín, Alejandra, Federico y Andrea), se sentó ayer en el plató de Y ahora Sonsoles para ser entrevistada con motivo de la 30.º aniversario de la muerte del famoso comunicador.
Con Sonsoles Ónega, uno de los principales temas de conversación fue la desesperación que vive al no poder ayudar a su hijo Federico, quien tiene un grave problema de adicciones: “Él navegaba y una noche el capitán puso cuatro rayas en el barco y preguntó: ‘¿Quieres probarlo?’. Y probó. Maldito capitán. Que se lo tome él, pero no que no meta a los demás”, decía con enfado sobre cómo empezó a consumir el hermano del también presentador Joaquín Prat hijo.
“Es una pena, es muy buena persona, muy educado, a lo mejor le ha pasado por eso”, decía la entonces auxiliar de vuelo sobre su hijo pequeño, al que cariñosamente se refieren en su familia como Fede. “He intentado todo para curarlo, pero se ve que todavía no quiere. Lo llevo haciendo muchos años, le he tenido en 20.000 sitios. Cuando no tiene fuerza de voluntad es muy difícil”.

Frustración
Marianne Sandberg decía sentirse en paz por haber intentado todo aquello que estaba en su mano para ayudarle, pese a no obtener resultados: “Es muy difícil. Él es especial. Luchas más porque luchas mucho. Estás luchando contra algo que hagas lo que hagas no sale bien”.
Y reconoció echar de menos a su marido, ya que cree que si él no hubiese fallecido y hubiese estado a su lado las cosas habrían salido de otra manera: “Piensas que si hubiera estado su padre a lo mejor no se hubiera metido en eso. Yo le echo en falta siempre, cada día pienso en él, le recuerdo en algo, ellos también. Yo tenía 44 años cuando me quedé viuda”.
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