Acude al restaurante de Karlos Arguiñano, prueba la tortilla de patatas y sentencia: “De momento...”
La creadora de contenido ‘Bysherezade’, que visitó el bar del chef en Zarautz y pidió toda la carta para degustarla, salió satisfecha del sitio.
Zarautz sabe a los productos de su tierra y su mar, y se elabora con las ideas de generaciones y generaciones de cocineros que, con sabiduría, aúna Karlos Arguiñano: el laureado chef vasco es una de las personalidades del mundo culinario más respetadas (por su premiada trayectoria en los fogones) y queridas (debido a su labor de pionero en los programas de cocina en televisión). Aunque acostumbre el lector a verle desenvolverse con soltura en Cocina Abierta, en Antena 3, lo cierto es que el chef tiene su hogar gastronómico en otro sitio.
El Hotel Restaurante Karlos Arguiñano se une al mar en una suerte de bar que ofrece una inmensa variedad de opciones a precios más baratos y que contempla, en un marco temporal gigante, desde desayunos hasta pintxos, pasando por aperitivos y hasta platos con los que cenar oteando el horizonte marítimo. Hasta dicho establecimiento ha ido la creadora de contenido ‘Bysherezade’, quien acumula cerca de 100.000 seguidores en TikTok, para probar los platos que allí se ofertan.
Un baile interminable de pintxos
“Os enseño todo lo que se puede comer en el restaurante de Karlos Arguiñano, en Zarautz. Y para ello me he pedido toda la carta”, dice la influencer al inicio del vídeo, desvelando que “el bar es un nuevo concepto que complementa al restaurante y al hotel”. Luego toma asiento y se dispone a pedir todos y cada uno de los platos que allí se pueden encontrar.
Primero la gilda, cuyo precio es de 2′90 euros, y después, para continuar abriendo apetito, unas anchoas de proximidad que costaban 9′30. “Cremosa y bien de tamaño”, dijo de la croqueta que sucedió a estos dos platos y que adquirió por 3′20. Después, una prueba de fuego. “Vamos a poner a prueba la tortilla de Karlos Arguiñano. De momento viene un poquito fría, pero pinta súper bien”, dijo; la probó y, finalmente, consideró bien invertidos los 2′90 que costaba.
Bar de Karlos Arguiñano 📍Zarautz @karlos_arguinano
No dejaban de pasar platos por la mesa. Llegaron unas bravas con “un picante casero” de 7′30 euros y, después, tres pintxos: uno de txistorra por 3′50, otro llamado txiki (con morcilla y pimiento rojo) por 3′80 y, luego, el toldotxo (5′20), que llevaba merluza y harina de Zarautz. Se acercaba el momento de pedir los últimos platos. “Terminamos con una suculenta carrillera”, dijo, mostrando el plato y confesando que le había costado 5′30 euros; luego bacalao frito, por cinco euros, y, como última elaboración, un pintxo de txuleta por 5′20 euros. Faltaba algo más. “Además, cuenta con un córner pastelería donde se adquieren productos artesanales como panes, bollería y chocolate de su hijo Joseba Arguiñano”, expresó, dando pie a un posible postre.
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En la caja de comentarios los ha habido de todos los colores. “No tienen muy buena pinta los pinchos, parecen los que te ponen en el bar del pueblo gratis con la consumición”, dice uno, a lo que otro agrega que “la tortilla, más seca que un pan de tres días”. También los ha habido que han apoyado la cocina de Arguiñano y que, de hecho, y tras una visita, lo han recomendado: “El menú degustación es espectacular... A mí me supo todo a gloria y de cantidad muy bien porque son varios platos”. Y a eso debe saber Zarautz.
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