Gastronomía

La reflexión de Karlos Arguiñano sobre la estrella Michelin que perdió en 1991: “Se come mejor”

El chef vasco, quien lleva décadas enseñando a cocinar en la televisión y con sus libros de recetas, no siente pena por la retirada de la distinción.

Karlos Arguiñano.
Antena 3
Marta Rodríguez Peleteiro
Su trayectoria en Prisa comenzó en AS, en 2006, en la sección de Cierre. Posteriormente asumió la coordinación de la revista AS Color y la redacción de los blogs Match Point y Erratas de Campo. En 2017 pasó a formar parte de PrisaNoticias, en el control de producción de El País y AS, y volvió a AS a finales de 2022, como redactora de Tikitakas.
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Karlos Arguiñano lleva décadas acompañando a los más cocinitas de la casa a través de sus programas recetas en televisión y también con sus libros. Con su espontaneidad y desparpajo, y, cómo no, con sus chistes, el cocinero vasco ha ocupado horas y horas de la pequeña pantalla, y su palabra y sus consejos van a misa.

Sin embargo, lo que muchos no saben de él es que logró en su restaurante una estrella Michelin en el año 1986, poco antes de que comenzara su aventura en la pequeña pantalla. Una importante distinción que le fue retirada en 1991 tras su incursión en el mundo de la televisión, un medio que en ese momento no era bien visto por muchos críticos gastronómicos. Arguiñano ha señalado en más de una ocasión que por aquel entonces se consideraba que un chef que trabajaba en televisión “no estaba comprometido con la cocina de calidad”.

“Me dieron una estrella Michelin. Parece que entonces trabajábamos mejor que ahora… Luego me pusieron en la tele y me la quitaron. ¡Ay! ¡Qué envidia tiene la gente! Sales guapo y no te aguantan. Yo siempre pensé: ‘¿Cómo puede ser que me den una estrella Michelin y cuando entro en el noventa en la televisión me la quitan? ¿Se me ha olvidado cocinar o qué? ¡Para nada!”, añadía.

Sinsabor

Aunque en un principio a Arguiñano le dolió que le fuese retirado ese reconocimiento, el chef cree que, finalmente, ha sido positivo: “Se está más pendiente de la visita del inspector que la del cliente. El inspector de Michelin puede comer mucho, pero igual no sabe de cocina. Y viene un día a comer y te pone una nota. Lo normal sería que viniera por lo menos una vez al mes”. Es más, apunta que ahora “se come mejor” en su restaurante.

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Además, con el tiempo, Arguiñano casi ha visto esta distinción como una pesada losa para los cocineros, tal como comentaba durante un reportaje en televisión para el que era entrevistado delante de sus alumnos: “Que lo sepa todo el mundo. Todos los que tienen estrella se ganan la vida fuera de sus restaurantes. Es que no es negocio. Martín Berasategui, Arzak, Subijana, los Roca, Ferran Adrià… Todo el mundo se ha ganado el dinero fuera de sus restaurantes. Con los restaurantes esos es muy difícil ganarte la vida. Tienes que asesorar a restaurantes, hoteles, cadenas”, explicaba.

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