La contundencia de Nine Inch Nails tiñe de oscuro el segundo día de Mad Cool
Trent Reznor, mito del género industrial, cierra una jornada marcada por la rebelión, nada silenciosa, de Noah Kahan y Benson Boone.


Debía ser una tarde-noche sin cabreos después de los desastres técnicos del primer día, y lo que comenzó siendo una oda al folk-pop estadounidense acabó en catarsis colectiva de la mano de Nine Inch Nails pasada la medianoche. La banda liderada por el ganador de un Óscar, el polifacético Trent Reznor, puso el broche metalero al que quizá haya sido el día más heterogéneo de esta edición del festival en cuanto a estilos: del pop-rock melódico de la que ya es la revelación oficial de este Mad Cool, Benson Boone, a la explosión definitiva del ‘fenómeno Noah Kahan’, pasando por el regreso de la incombustible Alanis Morissette o el concurso de los australianos Jet, gigantes del ‘Garage rock’. Todo ello con permiso de grupos locales emergentes como los frikazos (dicho con mucho cariño) de Alcalá Norte, que mantuvo el pulso al mismo tiempo que actuaba la estrella canadiense con un ejército de no pocos fieles, o los franceses de Last Train descargando su crudo rock en el escenario 5.
Se esperaba mucha más gente y así fue, con todos los escenarios a reventar, los espacios VIP pareciéndose más a la foto del tráfico humano de un pit lane de Fórmula Uno que a otra cosa y colas interminables para conseguir algo de comida. La lluvia de gorros tejanos rivalizaba con el mar de camisetas de NIN, aunque por encima de todo resaltaba un detalle para nada baladí: pasear por el festival y escuchar hablar en español no era tarea sencilla, ‘guiño’ de lo que estaba por venir en las primeras horas de la tarde. La cosa iba de cantautores yankis.
Benson Boone, un torbellino a voltereta limpia
Y lo que vino de primeras fue un chico de 23 años que ha venido a comerse el mundo. Benson Boone, el bigote más sexy de esta edición, se erigió en el primer gran triunfador del certamen. Con un aura increíble, voz excepcional y mucha cercanía con el público, su estilo melódico, a caballo entre el rock, el pop y por momentos recordando a bandiccwin247.como Imagine Dragons (no en vano Dan Reynolds es uno de sus principales padrinos) hizo las delicias ante decenas de Groupies que lo daban todo en cada canción. Mucho grito femenino y guiri. Excelente Benson al piano, coronándose a voltereta limpia con ‘Cry’, uno de sus éxitos más aclamados, y culminando con el tema que le “cambió la vida” según sus propias palabras. ‘Beautiful Things’, reconocido por todos al hacerse viral en TikTok en 2024.

Lo de Alanis Morissette fue una oda al pasado, pero en el buen sentido. Volver a esos maravillosos años 90, un baño de nostalgia millennial en toda regla (proyectando imágenes de toda su trayectoria en los primeros minutos de concierto), con trazas de reivindicación política y social, mucha armónica y mucho amor recíproco con la gente. Un show no demasiado sorprendente pero correcto, en el que no faltó ninguno de sus grandes éxitos de Jagged Little Pill, el disco que la hizo saltar a la fama mundial en 1995. Como también intensos y reivindicativos los Jet, haciendo gala de su sobriedad sin florituras ni ambages en lo que siempre es una apuesta por lo clásico en sus apariciones. Jet volvió a reunirse en 2023 y no ha perdido absolutamente nada de lo que les hizo iconos de ese estilo rockero tan amado en la Commonwealth. Rock and roll y punto. Con ‘What have you done’ se alcanzó otro de los momentos zénit de la jornada, e incluso se atrevieron con alguna versión de clásicos como el ‘It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘n’ Roll)’ de sus hermanos de ACDC.
Noah Kahan eleva el Mad Cool a otro nivel
Pero podríamos decir que el auténtico Rey de este segundo día de Mad Cool fue, sin duda, Noah Kahan. Hablar de él en clave revelación ya no le hace justicia. Es un titán en lo suyo y es de justicia colocarle en el pedestal que merece. El folk-pop elevado a la máxima expresión proveniente de Vermont, en los dedos y la guitarra de un hombre que sabe perfectamente lo que el público desea. Casi ‘tocado’ por la marea humana en varios de sus temas, utilizando los éxitos de Stick Season (culminó el show con el tema central de el que es su disco más aclamado, cantado a coro por decenas de miles), se acercó a tocar lo más pegado posible al público a través del pasillo central en varias ocasiones y provocó no pocas explosiones de amor desmedido entre parejas con ‘You’re gona go far’ o ‘Call your mom’. Éxito total.

Final de culto: Trent Reznor y NIN, Mito y Leyenda
Lo de Nine Inch Nails fue otra cosa. Ir a un concierto suyo es algo que hay que hacer una vez en la vida, al menos. Un vuelco hacia un rock pesado envuelto en música conceptual, sintetizadores, guitarras contundentes, una percusión brutal y un espectáculo de luz y oscuridad que sólo se concibe en el cerebro de Trent Reznor. Un giro de 180 grados para acabar la noche dentro de una discoteca digna de las películas de Matrix. Del romanticismo con guitarras acústicas a los gritos desgarradores del mito de Pensilvania, al que muchos atribuyen el nacimiento del metal industrial en manos de discípulos como Marilyn Manson o Rammstein. Fue el momento de gloria de las camisetas negras y los tatuajes góticos.
Un repertorio bestial, sin apenas descansos ni momentos para el respiro con temazos como ‘Wish’, ‘Pig’, ‘The Wretched’, una de las más oscuras, pesadas e industriales, las muy aclamadas ‘Heresy’ o ‘Closer’ y, cómo no, un cierre apoteósico con ‘The Hand That Feeds’ y ‘Head Like a Hole’ antes de ‘Hurt’, probablemente el tema más conocido de la veterana formación norteamericana.
Este sábado arranca con Olivia Rodrigo, Justice, Thirty Seconds to Mars o Arde Bogotá en otra jornada camaleónica antes del cierre del festival este domingo.
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