Música

Pablo López pone en pie Vistalegre en una noche inolvidable

La actuación del malagueño fue inmejorable. Su voz, la música y las sorpresas redondearon una noche de 10.

Nació en Getafe (Madrid) en el año 2002. Está estudiando un doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la UC3M. Ha encontrado en la escritura web un lugar ideal en el que contar historias. Entró en el Diario AS en octubre de 2024 como redactor becario en Tikitakas.
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Madrid. 21:00 horas. El Palacio Vistalegre aguarda expectante la llegada de Pablo López. En el centro del escenario, ya lo esperan sus instrumentos, los que lo han acompañado siempre: un piano de cola, un piano vertical, un teclado y una guitarra acústica. De pronto, la tranquilidad cargada de emoción se rompe con los gritos del público, que estalla en aplausos y vítores al ver al artista malagueño caminar hacia el corazón del recinto.

Allí, sobre el escenario, Pablo López se siente como en casa. Aunque físicamente está solo, nadie lo percibe así. Desde la primera nota, el artista de Fuengirola transmite la sensación de estar rodeado de los suyos, arropado por su gente. Y esa es, en esencia, la filosofía de su gira ‘Concierto 360 grados. Un piano, una voz’: demostrar que, aunque actúe en solitario, simbólicamente nunca está solo.

Durante las dos horas y media que duró el concierto, el Palacio Vistalegre se impregnó de la energía característica de Pablo López. Su voz, sus pasión a la hora de golpear el piano y su capacidad innata para conversar e interactuar con el público convirtió su interpretación en una experiencia inmersiva, en la que los asistentes fueron parte de un espectáculo en el que las más de diez mil personas reunidas en el interior de Vistalegre se fundieron en una sola voz.

El piano y su voz fueron los protagonistas

Desde el momento en el que Pablo López comenzó a cantar, su voz y su delicadeza para tocar cada uno de los instrumentos que lo rodeaban se convirtieron en los protagonistas de la velada. Dio la bienvenida al ritmo de ‘Pongamos que hablo de Madrid’, de Sabina, una de las muchas versiones que el nacido en Fuengirola interpretó para enlazarlas con sus propias canciones, como ‘La niña de la linterna’.

A continuación, se sucedieron varios de los temas más reconocidos del cantante, como ‘El mundo’, ‘Tu enemigo’ o ‘Quasi’, que obtuvieron el reconocimiento y grandes ovaciones por parte del respetable. Pablo se definió asimismo como un “niño de 41 años al que le gusta jugar a hacer música”, unas palabras que sirvieron de adelanto a ‘El niño del espacio’, uno de los temas que se incluirán en su nuevo disco: ‘El cuatro’.

‘La mejor noche de mi vida’, ‘Dos palabras’, ‘Mama no’, ‘Suplicando’ o ‘El Patio’ daban forma a un concierto que estaba teniendo de todo. Emoción, momentos cómicos, buena música… El público estaba disfrutando de un espectáculo de los que no se olvidan y en la que Pablo quiso agradecer a quienes le han ayudado en su camino: “Agradezco a la vida, a Dios, a la naturaleza, a todos lo que estáis aquí. (…) No hay manera de pillaros, ojalá poder abrazaros, gracias por este abrazo”.

Las sorpresas redondearon la noche

La interpretación de Pablo López sobre el escenario del Palacio Vistalegre dejó varios momentos para el recuerdo, los cuales estuvieron protagonizados por dos protagonistas inesperados: Antonio Orozco y Chiara Oliver, exconcursante de ‘Operación Triunfo 2023’. El malagueño llamó por teléfono al artista catalán, gran amigo suyo, quien recibió el amor y el cariño del público, quien coreó su nombre en repetidas ocasiones.

“Qué suerte, eres una de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida”, fueron las tiernas palabras que Pablo le dedicó a Antonio. Un homenaje que no quedó solo en palabras, ya que también le rindió tributo interpretando ‘Devuélveme la vida’, uno de los temas más icónicos del cantante catalán.

En el caso de Chiara Oliver, la joven acudió al Palacio Vistalegre a, al igual que el resto de asistentes, disfrutar de buena música. Sin embargo, lo que menos se esperaba sería lo que terminó ocurriendo. En un momento dado de la actuación, el nacido en Fuengirola vio a la intérprete entre el público y, tras pedirla permiso para bajar hasta su posición, ambos interpretaron ‘Tulipanes’.

Un final a la altura

Después de casi dos horas y media llenas de energía y emoción, llegó el momento de la despedida. Pablo López interpretó ‘Lo saben mis zapatos’ y miles de linternas iluminaron el Palacio Vistalegre. El resultado fue una imagen inolvidable, de esas que quedan grabadas en la memoria para siempre.

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El malagueño cerró la noche cantando a capela, sin micrófono, tras lo que recorrió el escenario en una vuelta al ruedo en la que el nacido en Fuengirola se dejó querer y arropar por los miles de seguidores que habían vibrado con cada una de sus notas. Fue un concierto único, una experiencia inmersiva que te hace estar como en casa y en la que tanto Pablo López como los más de diez mil asistentes (entre los que afortunadamente me incluyo) acabaron con una sonrisa de oreja a oreja.

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