La confesión más profunda de Sebastián Yatra a Pablo Motos: “Me metieron en la cárcel”
El cantante colombiano desveló en ‘El Hormiguero’ un breve paso por prisión de 27 horas por saltar de un balcón cuando tenía 18 años.
Justo tras una semana en la que ha estado en boca de todos tras el lanzamiento de la canción ‘6 de febrero’, en la que su exnovia, Aitana Ocaña, ajusta cuentas verso tras verso después de su ruptura, Sebastián Yatra acudía este lunes a ‘El Hormiguero’. El cantante colombiano, que estrena disco este viernes y estará en ‘La Voz Kids’, también ha estado en el foco por su supuesta relación con la actriz española Nona Sobo.
El autor de ‘Tacones rojos’ se ha mostrado muy feliz por la etapa profesional que viene por delante. “Este disco fue como la oportunidad de ir muy profundo en mi corazón y en las diferentes historias, en la letra y en la melodía”, confesó. Es por ello por lo que cabe esperar ciertas referencias a su relación con Aitana en versos como: “Al final, estoy pensando en ti... Cuánto tiempo malgastado llevo (...) No sé qué hago aquí, pensando en ti”, dice con un tono melancólico. “Ahora soy el borracho, despechado, al que llaman loco en disco rayado (..) Solo habla de una mujer, que no quiero volver a ver”.
Sin embargo, el momento más profundo de la entrevista fue cuando Yatra le confesó a Pablo Motos una breve estancia en la cárcel. Fue después de que el presentador le dijera que la carátula del disco parece alguien saltando de un balcón. “A mí me metieron en la cárcel por saltar de un balcón”, desveló.
Evidentemente, Motos le tiró de la lengua para que contara la historia entera. “Salí corriendo a por uno, empecé a saltar de balcón en balcón y terminé en prisión cuando tenía 18 años. Fue en Panama City Beach, en Florida. No se lo recomiendo a nadie”, prosiguió explicando. En total, la privación de la libertad fue de 27 horas.
“Fue muy complicado, muy difícil, lo pasé mal. Cuando salí lo celebré mucho, pero sin duda fue una experiencia de vida interesante. Me hizo valorar la libertad”, agregó. Contó, incluso, con compañero de celda. “Era como una película estadounidense, todo tal cual se ve en la tele. Me subí con mucho cuidado a la litera de arriba para no despertarlo y, cuando ya me había acostado, me preguntó por qué me habían metido allí. Le conté mi historia, él la suya y terminamos haciéndonos amigos”, zanjó.
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