Cuenta indignada lo que le ha pasado con el señor junto al que iba en el tren
La popular tiktoker Sara Ardi ha mostrado su disgusto por la actuación y la falta de educación del individuo con el que realizó el viaje.
El día a día es un abanico de situaciones que, en ocasiones, arrancan sonrisas y que, en otras, siembran disgustos. La siempre azarosa moneda del destino ha caído en el segundo supuesto en el caso de Sara Ardi, una creadora de contenido que acumula la friolera de 635.000 seguidores en su perfil de Tiktok, donde comparte con su abismal comunidad sus viajes alrededor del planeta.
Suele lucir siempre una sonrisa, pero en un reciente vídeo su gesto facial se ha torcido por el surrealista encuentro que ha tenido con un señor en un tren. “Vale, necesito desahogarme porque me acaba de pasar algo... Yo estoy flipando. O sea, no sé si lo vais a ver normal pero bueno”, inicia, incapaz de dar un detalle, quizá por el cúmulo de palabras que se debían arremolinar en su cabeza.
“Este señor me estaba vacilando”
Comienza por el principio. “Estaba en el tren y tenía al lado a un señor con el cual he intentado interactuar un par de veces de ‘hola, buenas tardes’. Bueno, cuando me he sentado me ha dicho: ‘es la última vez que te vas a levantar, ¿no?’“, explica. Ella trató de decirle que igual iba al baño ”porque son tres horas de viaje" y que, si quería, podía ponerse junto a la ventanilla. Él contestó que no porque “pega el sol”.
Podía ser la situación incómoda, pero lo cierto es que la tensión no hizo sino aumentar. “Vale, total, estamos llegando, saco mi maquillaje y me pongo a darme corrector en los granitos porque tengo bastantes y no es incumbencia de nadie. Y coge este señor, sin hablarme en todo el viaje, y me salta de la nada: ‘como te des eso te van a salir más granos y vas a estar más fea’”, cuenta. Hace una pausa y su rostro simula la incomodidad que debió sentir en aquel preciso instante.
Que hubierais hecho?
“¿Perdona? ¿Señor? Me he quedado con una cara... que yo he flipado. ¿Pero cómo tienes la cara tan dura de decirle eso a una persona que ni siquiera conoces?“, alucina. Según relata, respondió que le habían salido granos porque tenía un problema hormonal y que estaba igual de guapa, pero el hombre, que confesó ser dermatólogo y saber lo que decía, respondió con una risa desatada.
Todavía quedaba más. “Luego este señor me estaba vacilando, se empieza a reír y me dice: ‘tú tienes cara de monja’”, prosigue, incrédula, porque “ese señor tenía sus 60 años”. “De verdad, me ha dejado mal cuerpo... ¿Por qué te metes en mi vida y me dices si estoy guapa o fea si tú no sabes la inseguridad que me están creando mis granos?“, se pregunta a sí misma, a modo de interpelación.
Tras la exposición del relato deja la reflexión que le ha suscitado dicho encuentro. “De verdad, tenemos que ir diciéndole cosas malas a la gente por la calle... ¡cuando puedes dedicarles una sonrisa y desearles un buen día!“, lamenta. Quizá no cambie nada, pero ella únicamente quería exteriorizar su indignación por tan injusta situación: ”Bueno nada, solo me quería desahogar”.
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