Descubren el queso más antiguo del mundo y todavía es comestible
Romano y Silvia Camorani elaboraron una rueda de queso parmigiano reggiano de 36 kilogramos en 1998; el pasado domingo se decidieron a abrirlo.


Un cofre del tesoro ha sido abierto en la región de Emilia-Romagna, al norte de Italia. Ha sido en un pequeño pueblo llamado Poviglio, cerca de Parma. Entre la cordillera de los Apeninos y la llanura del río Po. No era un baúl cualquiera, sino de forma redondeada y olor peculiar. Y aquello que brillaba en su interior no era oro, sino queso parmesano.
Algunos expertos en la materia quesera ya lo han catalogado como “una auténtica joya de la naturaleza”. El peso y la edad así merecen el apodo. Se trata de una rueda de parmigiano reggiano de 36 kilogramos que fue fabricada por Romano y Silvia Camorani en su humilde lechería de Poviglio. La peculiaridad es que su elaboración data de 1998. Y su valor, amén de este coctel de singularidades, asciende a más de 20.000 euros.
Fue este pasado domingo cuando se abrió el ‘cofre’. Desde su creación hasta esta fecha habían pasado 27 años y tres meses, lo que supera en seis calendarios al récord anterior de mayor tiempo de maduración de un queso de ese tipo. Luego fue degustado. “El aroma y el sabor son de otro mundo”, ha expresado Romano, según recoge .
Un queso singular
Este tipo de queso posee una denominación de origen protegida de la Unión Europea. Es decir, que únicamente puede producirse en unas pocas regiones de Italia. Su elaboración emplea leche de vaca, sal y cuajo animal; y su maduración suele ser de entre uno y tres años. En este caso, la prolongación ha surtido la maravilla y, tras probarlo este domingo, los creadores del queso han visto cómo casi tres décadas después todavía era comestible.
En palabras de Nicola Bertinelli, presidente del consorcio, el momento de apertura fue “extraordinario” y “demuestra cómo este producto puede conservar su increíble sabor a lo largo del tiempo sin usar conservantes”. Un chorro de vinagre balsámico y la ceremonia de corte en Acetaia Razzoli, productora de aceite fundada por el campeón olímpico de esquí Giuliano Razzoli, mutó de acto gastronómico a arqueológico.
Camorani, tras observar su queso abierto, reflexionó que, incluso, “podría haber durado 30 años”. Pero ya lo ha abierto. Y ahora debe elegir qué hacer con él. “Algunos me han dicho que debería lanzarlo al mercado japonés”, cavila, optando, finalmente, por dejar que se quede dentro de las fronteras italianas: “Quiero que siga siendo local”.
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