Van a un restaurante, terminan haciendo dibujos con las salsas en las mesas y se hace viral al momento: “Qué divertido...”
‘Soy Camarero’, quien se dedica a recopilar las injusticias que sufre el sector hostelero, ha estallado de ironía ante una práctica habitual.


Si es ampliamente reconocido que buenos modales juntan caudales y abren puertas principales, por puro silogismo debe aceptarse que la ausencia de educación seca los ríos y atranca la puerta de la trastienda. Puede conocerse a una persona desde la manera en la que trata a los demás y la forma en la que se relaciona con su entorno. Algo así debió pasar por la cabeza de ‘Soy Camarero’, cuenta que se dedica a recopilar injusticias que sufre el sector hostelero, en una reciente publicación.
“Qué divertido...”, dejó por escrito. Y reventó el medidor de ironía. En la instantánea se ve la mesa de la terraza de un restaurante de comida rápida. Y sobre ella, una serie de caras dibujadas con kétchup que se asemejan a las pinturas rupestres cántabras. La licencia de tomarse la mesa como lienzo ha desatado todo tipo de reacciones en redes, la inmensa mayoría, si no todas, refrendando la indignación del camarero.
Qué divertido...
— Soy Camarero (@soycamarero)
De hecho, entre los que se han pronunciado se encuentran compañeros de profesión del creador de contenido, que han empatizado al instante y, algunos, incluso, han compartido experiencias similares. “Me pasó algo parecido trabajando en una terraza. Diez personas. Clientes habituales. Se lo dije a mi jefe y se asomó”, cuenta uno, provocando el aplauso de muchos con el desenlace de su relato: “Le llevó una bayeta a uno de los padres, que se negó a limpiarlo. Les invitó a marcharse llamándoles de todo. La mesa la tuvimos que limpiar con manguera a presión”.
Una usuaria reveló cómo en un evento el último día de mayo “dieron rotuladores a los niños para que no se aburrieran y se dedicaron a hacer dibujos en la mantelería blanca”, otro desveló que en una fiesta de fin de curso el suelo terminó siendo una moqueta de patatas fritas pisadas. “Pero mi perro no puede entrar en los restaurantes porque ‘molesta’”, lamenta otro.
Se manifiesta entonces un padre, que debió ver los mensajes en los que se tachaba a los progenitores de culpables de estos actos. Dijo que a ellos también les parece una vergüenza, pero que rechaza los “comentarios estilo Herodes y liccwin247.comparaciones entre niños y animales”. Y en eso no falta razón: poco tiene que ver el rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea con la mesa de un Burger King.
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