Boxeo

Galal Yafai: del taller a la cima del boxeo, enfrentará al Chihuas Rodríguez

El británico Galal Yafai dejó la fábrica de Land Rover para soñar con un cinturón de campeón

Hace 11 años Galal Yafai trabajaba como trabajador de fábrica en Land Rover
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Ariel Velázquez
Especialista en periodismo deportivo con vocación en investigación y en artículos de largo aliento.
Estados Unidos Actualizado a

A las afueras de Birmingham, donde las líneas de montaje de Land Rover zumban como un enjambre mecánico, Galal Yafai aprendió lo que significaba cargar cajas, recibir órdenes, pero sobre todo a soñar con algo más. Su historia no es la del niño prodigio destinado al boxeo. No. Galal es el hijo menor de una familia de pugilistas que, durante mucho tiempo, fue el hermano que recogía los guantes usados y miraba desde el rincón. Hoy, con 32 años y un invicto en el profesionalismo (9-0, 7 KOs), está a un paso de completar la trilogía familiar de campeones y de demostrar que el menor de los Yafai también puede reinar.

En una época donde los prodigios del boxeo son niños que se volvieron virales por sus habilidades con la pera, Galal empezó en serio a los 22. Antes de eso, sus días se repartían entre turnos en la fábrica de Solihull y salidas nocturnas con amigos. El boxeo era un hobby, una válvula de escape de las cajas y las miradas de los compañeros de planta que lo veían pequeño, frágil, fácil de mandar.

“Me decían que levantara esto, que moviera lo otro… y yo respondía con la misma actitud”, recuerdó Galal en una entrevista con The Ring.

Fue necesario el aguijón de una derrota, la que le infligió Sunny Edwards en el amateurismo, para que se replanteara el rumbo. “Pensé: ‘ya está, hasta aquí llegué’. Pero mi entrenador me pidió un año más. Un año que cambió mi vida”. Ese año lo llevó a la selección británica en 2015 y, con ello, a los grandes escenarios.

El medallista que no presume

Ganó el oro olímpico en Tokio 2020 como quien encuentra un tesoro por accidente. Sin gritos de grandeza, sin campañas de “soy el elegido”. Su fórmula es tan sencilla como efectiva: trabajo metódico, concentración , cero aspavientos.

“No pensé nunca ‘voy a ser campeón olímpico’. Solo dije: ‘haré lo mejor que pueda’”.

Kal y Gamal, los hermanos mayores, fueron brújula y sombra. Kal conquistó un título mundial; Gamal un cetro europeo. Galal fue el pequeño que se llevaba las palizas en de los hermanos mayores.

“Lo más gracioso es que, aunque yo tengo el oro olímpico y he peleado por todo el mundo, siguen tratándome como un novato. Pero les escucho. Siempre han estado ahí”, admite con una sonrisa.

La hora de la verdad

El sábado en el BP Pulse Live Arena de Birmingham, Galal enfrenta al mexicano Francisco Rodríguez Jr. (39-6-1, 27 KOs), un veterano con 284 rounds y mejor conocido como el Chihuas. Es una eliminatoria obligatoria por el título mosca del CMB; el ganador irá contra Kenshiro Teraji.

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Rodríguez no es sólo un obstáculo; es un examen de doctorado. Yafai lo sabe. “Es un buen peleador, un excampeón mundial, un boxeador mexicano de élite. Si tengo que perder, prefiero que sea contra él que contra Sunny Edwards. Aún tengo esa espina”.

La maldición de ser pequeño

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Si Galal fuera un peso pesado, lo dice él mismo, quizá la derrota no dolería tanto. Las oportunidades volverían, el dinero seguiría fluyendo. Pero en las divisiones pequeñas el margen de error es mínimo y el olvido llega rápido. “No quiero perder mi estilo de vida. Estoy cómodo, invicto… y quiero seguir así”, admitió. Su motivación no es el miedo al dolor físico. Es el terror a perder lo que con tanto esfuerzo ha construido desde que colgó el uniforme de la fábrica.

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