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La nueva geografía que cambiará la MLB como la conocías

Rob Manfred insinúa la mayor sacudida en MLB: divisiones geográficas que pondrían a Yankees y Mets en el mismo tablero

La expansión de MLB podría borrar las fronteras tradicionales entre la Liga Americana y la Nacional
Ariel Velázquez
Especialista en periodismo deportivo con vocación en investigación y en artículos de largo aliento.
Estados Unidos Actualizado a

El beisbol siempre se ha aferrado a su memoria como quien guarda un álbum de fotos familiares. Cada estadística, cada serie divisional, cada límite entre la Liga Americana y la Nacional formaba parte de un pacto tácito con el tiempo: que el juego no se movería de donde estaba. Pero la realidad, como lo insinuó Rob Manfred el domingo por la noche durante la transmisión del Clásico de Ligas Pequeñas, es que la geografía de las Grandes Ligas podría estar a punto de desmantelarse.

“Creo que si nos expandimos, tendremos la oportunidad de realinearnos geográficamente”, dijo el comisionado. Su frase parecía inocente, pero escondía dinamita: el mapa del beisbol tal como lo conocemos podría desmoronarse.

De tradición a tablero

Imaginemos un escenario. Yankees y Mets compartiendo división, con series anuales que no serían apenas un capricho interligas, sino un pulso obligado en la carrera por la postemporada. Red Sox y Phillies viéndose las caras semana tras semana. Dodgers y Angels cruzándose como vecinos inevitables. Una liga dibujada no por tradición centenaria, sino por su ubicación.

“Creo que si nos expandimos, tendremos la oportunidad de realinearnos geográficamente. Creo que podríamos ahorrarles mucho a nuestros jugadores el desgaste que supone viajar. Y creo que nuestro formato de postemporada sería aún más atractivo para entidades como ESPN, ya que jugaríamos tanto en el Este como en el Oeste”, sostuvo Manfred.

Sería el fin de las barreras que separaron a la Liga Americana y a la Nacional durante más de un siglo. Un rediseño que, en la lógica de Manfred, busca reducir desgastes de viaje y ofrecer productos televisivos más rentables para las cadenas con derechos. Un beisbol más atractivo para las cadenas, pero menos reconocible para quienes crecieron con la mística de los viejos formatos.

Una revolución silenciosa

El beisbol, pese a su pose de inmovilidad, ya no es el mismo. El bateador designado universal enterró el ritual de ver a un pitcher torpemente al bat. El reloj de lanzamiento impuso un compás que antes era propiedad exclusiva del lanzador. Las bases más grandes y la prohibición de las formaciones especiales reconfiguraron la estrategia. Los choques en el plato, prohibidos. El calendario, rediseñado para que cada equipo se mida con todos los demás en al menos una serie por año.

La suma de estos cambios ha sido una transformación masiva, pero lo que plantea Manfred es otra cosa: no una regla, sino una cirugía en la estructura misma del deporte.

Ecos de expansión

La última vez que MLB creció fue en 1998, con la llegada de Diamondbacks y Rays. Ahora, nombres como Nashville suenan como candidatos serios para recibir una franquicia, a la espera de que los Athletics y los Rays resuelvan sus destinos de estadio. Manfred, quien planea retirarse en 2029, no oculta que quiere dejar la huella de dos nuevos equipos en su gestión.

Con 32 franquicias, el mapa podría redibujarse en divisiones de cuatro, diseñadas con la lógica de la proximidad. La historia diría adiós a los viajes extenuantes, pero también a la narrativa de Yankees-Red Sox como choque de ligas distintas en octubre. En cambio, rivalidades regionales multiplicadas y una postemporada más sencilla de vender en televisión.

El precio de la modernidad

Lo que se insinúa es un beisbol menos romántico y más pragmático. Donde el criterio geográfico suplante al histórico. Donde la memoria de los fanáticos, moldeada por décadas de divisiones y ligas, tenga que adaptarse al vértigo de un rediseño.

El deporte más celoso de su tradición ya no teme tocar sus cimientos. En una sola generación, hemos visto cómo se derrumbaban mitos intocables: desde la barrida en el home hasta la propia existencia de la interliga. Si los Yankees comparten división con los Mets, si los Dodgers se cruzan con los Giants en un calendario permanente de vecindarios, no será un accidente: será el paso final de un proceso que comenzó mucho antes, con el primer pitcheo que marcó el reloj.

Posible realineación geográfica de MLB

División Noreste

  • Yankees (NY)
  • Mets (NY)
  • Red Sox (Boston)
  • Phillies (Philadelphia)
  • Nationals (Washington D.C.)
  • Orioles (Baltimore)
  • Pirates (Pittsburgh)
  • Blue Jays (Toronto)

División Sureste

  • Braves (Atlanta)
  • Marlins (Miami)
  • Rays (Tampa Bay, o ya en St. Petersburg/New Stadium)
  • Charlotte / Nashville (expansión, probable sede)
  • Reds (Cincinnati)
  • Guardians (Cleveland)
  • Tigers (Detroit)
  • Cardinals (St. Louis)

División Centro/Norte

  • Cubs (Chicago)
  • White Sox (Chicago)
  • Brewers (Milwaukee)
  • Twins (Minnesota)
  • Royals (Kansas City)
  • Rockies (Colorado)
  • Astros (Houston)
  • Rangers (Texas)

División Oeste

  • Dodgers (Los Ángeles)
  • Angels (Los Ángeles)
  • Giants (San Francisco)
  • Athletics (Las Vegas, ya proyectado)
  • Mariners (Seattle)
  • Padres (San Diego)
  • Diamondbacks (Arizona)
  • Portland (expansión alternativa en el noroeste)

Cómo se vería la postemporada

Con cuatro divisiones de ocho equipos, clasificarían:

  • Campeón de cada división (4)
  • Cuatro comodines por récord global (4)

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Un formato más cercano a NBA/NHL, que multiplica el morbo regional y simplifica la logística.

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